Button y Brawn dejan resuelto un Mundial al revés este año
Las escuderías más poderosas quedaron sin opciones casi desde el principio...
El británico Jenson Button y su equipo, Brawn GP, dejaron resuelto el domingo en Brasil un Mundial de Fórmula 1 que este año ha estado al revés, con los equipos con menor potencial en la pugna por el campeonato, y lo más poderosos, sin opciones casi desde el principio.
Brawn GP, un equipo recién llegado al campeonato, se lo llevó todo a falta de una carrera para el final, el Gran Premio de Abu Dhabi, que se disputará por primera vez el próximo 1 de noviembre.
La nueva escudería fue la heredera de Honda Racing, que al final de la pasada temporada anunció que no iba a continuar en el campeonato. Pero Ross Brawn, su máximo responsable, no supo si podría disputar el certamen hasta poco antes de la primera carrera, en Australia.
Con un trabajo de pretemporada brillante, atesorado cuando Honda aún estaba presente, Brawn GP se presentó en Melbourne con un coche muy superior al resto. La clave estuvo que un innovador nuevo difusor doble que le permitió a Jenson Button ganar seis de las siete primeras carreras.
El resto de equipo puso en duda la legalidad de dicho ingenio, pero la Federación Internacional del Automóvil (FIA) autorizó su uso y forzó al resto de escuderías a tratar hacer algo parecido en sus monoplazas ya terminados, aunque con la complicación añadida de estar prohibidos los entrenamientos durante la temporada.
Mientras Brawn GP lo tenía todo hecho, los poderosos tuvieron que rediseñar unos bólidos con los que sólo podían trabajar en simuladores, sin poder hacer pruebas en la pista.
Esa ventaja acumulada por Button y Brawn en la primera mitad del campeonato resultó crucial para acabar el campeonato con los títulos de pilotos y constructores resueltos antes de acabara el campeonato.
Ferrari, McLaren, Renault... Estuvieron perdidos casi todo el año. Sólo McLaren dio síntomas de haber crecido al llegar a la recta final del Mundial, pero ya sin la capacidad suficiente como para poner en dificultades el potencial de Brawn, un equipo sin apenas patrocinios y que carrera a carrera iba renovando los apoyos financieros.
El equipo que más cerca estuvo de complicar las cosas a Brawn GP fue la escudería Red Bull, cuyos técnicos diseñaron un monoplaza muy brillante aerodinámicamente y que estuvo en disposición de discutir la primacía de aquélla con el alemán Sebastian Vettel y el australiano Mark Webber.
Brawn GP, un equipo recién llegado al campeonato, se lo llevó todo a falta de una carrera para el final, el Gran Premio de Abu Dhabi, que se disputará por primera vez el próximo 1 de noviembre.
La nueva escudería fue la heredera de Honda Racing, que al final de la pasada temporada anunció que no iba a continuar en el campeonato. Pero Ross Brawn, su máximo responsable, no supo si podría disputar el certamen hasta poco antes de la primera carrera, en Australia.
Con un trabajo de pretemporada brillante, atesorado cuando Honda aún estaba presente, Brawn GP se presentó en Melbourne con un coche muy superior al resto. La clave estuvo que un innovador nuevo difusor doble que le permitió a Jenson Button ganar seis de las siete primeras carreras.
El resto de equipo puso en duda la legalidad de dicho ingenio, pero la Federación Internacional del Automóvil (FIA) autorizó su uso y forzó al resto de escuderías a tratar hacer algo parecido en sus monoplazas ya terminados, aunque con la complicación añadida de estar prohibidos los entrenamientos durante la temporada.
Mientras Brawn GP lo tenía todo hecho, los poderosos tuvieron que rediseñar unos bólidos con los que sólo podían trabajar en simuladores, sin poder hacer pruebas en la pista.
Esa ventaja acumulada por Button y Brawn en la primera mitad del campeonato resultó crucial para acabar el campeonato con los títulos de pilotos y constructores resueltos antes de acabara el campeonato.
Ferrari, McLaren, Renault... Estuvieron perdidos casi todo el año. Sólo McLaren dio síntomas de haber crecido al llegar a la recta final del Mundial, pero ya sin la capacidad suficiente como para poner en dificultades el potencial de Brawn, un equipo sin apenas patrocinios y que carrera a carrera iba renovando los apoyos financieros.
El equipo que más cerca estuvo de complicar las cosas a Brawn GP fue la escudería Red Bull, cuyos técnicos diseñaron un monoplaza muy brillante aerodinámicamente y que estuvo en disposición de discutir la primacía de aquélla con el alemán Sebastian Vettel y el australiano Mark Webber.
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