El enfermero Salvador González sentaba este martes en los banquillos de los juzgados de Arcos al director del servicio de urgencias en el Distrito Sierra de Cádiz del SAS, Joaquín Ramos Leiva, por una presunta agresión verbal.
El supuesto agresor le había manifestado en presencia de un compañero celador e incluso de usuarios del centro de salud de Arcos que “le iba a romper la cabeza por traidor”. Salvador González había protagonizado un acto reivindicativo hace unos días en el centro de Afanas de El Puerto de Santa María ante la consejera de Salud de la Junta de Andalucía.
La denuncia se produjo durante la mañana del pasado 4 de junio ante la Policía Local, una vez que el presunto agresor también pudo gritar a otros dos compañeros del centro, concretamente a los sanitarios Francisco de Asís Ron Ribera y Alfonso Moreno Peralta. El denunciante asegura que evitó la invitación de su agresor a salir a la calle para discutir un asunto relacionado con el cambio de planilla en el citado centro de salud, sin comunicación o notificación previa alguna.
Al parecer, el presunto agresor le comentó que la decisión de cambiar el cuadrante de trabajo había partido de la subdirectora del área, incluso llegó a solidarizarse con él para más tarde retractarse.
El enfermero agredido asegura a este medio que ni siquiera llegó a discutir con el presunto agresor, aunque admite que le trasmitió por teléfono que no estaba de acuerdo con un cambio de turno al que le querían obligar sin notificación, consulta o justificación.
Según Salvador González, la agresión no llegó a más de no ser por la intervención de otros compañeros del centro que se encontraban presentes. El mismo asegura que el director del DCCU permaneció toda la mañana del día siguiente de la presunta agresión en el centro de salud de Arcos “porque sabía que tenía que entregar allí la denuncia y poner en macha el protocolo de agresiones”.
Viendo que su vehículo particular se encontraba junto al centro de salud demoró varias horas la entrega de la denuncia. Al final de la mañana volvió y el coche seguía allí aparcado,por lo que Salvador González pidió al policía del Barrio Bajo que le acompañase al interior del centro de salud para poder activar sin mayores problemas el protocolo de agresiones.
Según González, el supuesto agresor se ha dedicado a insultarle y descalificarle a través de Facebook, llegando a decir que había actuado como “el traidor que soy al colocar el cartel a la consejera”, en alusión al carácter reivindicativo del enfermero, que ya en su día emprendió movilizaciones para conseguir mejoras en el centro de salud de Arcos; asunto que incluso le llevó a los tribunales de manos del anterior delegado provincial de Salud, Hipólito García.
González se ha dirigido a sus compañeros de trabajo para recibir consejos sobre si perdonar a su agresor o continuar en los juzgados la denuncia “por muchas amenazas” que pueda recibir.
El enfermero asegura sentirse afectado profundamente, como también lo está su familia. “Al peligro de un enemigo como él se suma lo frágil de mi estado de salud, que como sabéis se ha visto afectado desde el primer accidente laboral que tuve por otro casero y de tráfico, que casualmente siempre me han incidido en el hemitorax derecho y en la columna dorsal. Un achuchón más me podría afectar muchísimo, en un proceso que con el paso de los años solo se está agravando”.
El denunciante aseguraba a este medio, ya en los juzgados de Arcos, que el presunto agresor culpó a la subdirectora médica del centro de los cambios en el cuadrante de trabajo, y que incluso llegó a insultarla y a solidarizarse con él. Igualmente, manifestó que fueron otros compañeros sanitarios los que lo avisaron sobre la presunta agresión que iba a recibir del director de urgencias. Tras reiteradas advertencias se tomó en serio las agresiones que intentó esquivar. Es más, según González, el presunto agresor pidió encarecidamente a otros compañeros sanitarios que no abandonaran el centro “porque iban a tener que suturar” al enfermero. “Esto es intolerable y es una agresión en toda regla. Voy a pedir la inhabilitación de esta persona”.
Asimismo, Salvador González está convencido de que su agresor ha estado envuelto en otros casos de presunta agresión contra usuarios y compañeros. De hecho, un juez pudo condenarlo hace un tiempo al pago de 100 euros por haber expulsado algunos pedos en presencia de un paciente del centro de salud. El enfermero, que tiene por objetivo abandonar el centro de salud de Arcos para trabajar en Jerez, también señaló a este medio que pedirá el alejamiento del presunto agresor de su persona para evitar posibles nuevos conflictos. Por último, declaró tener miedo por todo lo ocurrido.