Si una cabalgata es una puesta en escena, donde desfilan al unísono personas, artefactos y carrozas, la de Arcos de este año no pasará a la historia precisamente por su variedad, aunque hay que admitir que la convocatoria fue multitudinaria a tenor de la elevada participación registrada el sábado en torno al acontecimiento. En otros términos, a falta de carrozas, la cabalgata pareció ganar más público. No obstante, como todo gran evento, está abierto estos días a todo tipo de lecturas.
La cita dio inicio a la hora programa, 17.00 horas en la plaza de La Caridad, donde cientos de personas se agolparon luciendo disfraces de todo tipo, desde los inspirados en el algún personaje de la actualidad hasta los del mundo de la animación; disfraces más o menos originales, con connotaciones sexuales en algunos casos y, por qué no, llenos de gracia. Algunos se lo tomaron muy en serio, hasta el punto de convertir su disfraz en una pequeña recreación teatral, como se pudo comprobar con el joven que hacía las veces de niña diabólica ahogada en un pozo, del que el personaje salía una y otra vez para “asustar” al público, no sin dejar de arrastrarse por el suelo cual personaje de la película más terrorífica. O el grupo de gitanos que animó con su artefacto incluido el desfile carnavalesco.
Eso sí, salvo la carroza de las molineras del carnaval y otras dos, este capítulo tradicional de la cabalgata pareció alcanzar su final. Posiblemente, el hecho de que las carrozas estén ya obligadas a desalojar a sus ocupantes para tomar por Debajo de la Peña resta interés por montar este tipo de plataformas, amén de que puedan existir razones económicas e incluso de capacidad de convocatoria, pues el montaje de una carroza exige un determinado grupo humano.
Sin embargo, este año aumentó el número de grupos inscritos para participar en el concurso de disfraces cuyos premios fueron entregados un día después. Si en la cabalgata de 2017 fueron cuatro, este año han sido diez. Igualmente, se pudo comprobar cómo numerosas personas se incorporaron al desfile una vez que había partido de La Caridad, sobre todo a la altura del casco antiguo.
En la parte negativa, destacar varios traslados al centro de salud por las desgraciadamente cada vez más frecuentes intoxicaciones etílicas, sobre todo entre los menores de edad. En este sentido, el Ayuntamiento dispone para este tipo de acontecimientos de un equipo de ambulancias, dos convencionales y una móvil, que contrata bajo la coordinación y dirección de Protección Civil, en un servicio que se mantiene operativo hasta la una de la madrugada. Según las últimas noticias, se produjeron al menos cuatro traslados por intoxicación etílica. Un varón fue evacuado también a un centro hospitalario tras golpearse en la cabeza, aunque este caso quedó en un susto, pues al parecer está fuera de peligro. Por lo demás, según la Policía Local, fue una cabalgata muy tranquila teniendo en cuenta la participación de miles de personas. De hecho, no se produjeron reyertas como en otras ocasiones.
En su particular valoración de la convocatoria, el delegado responsable del área de Fiestas, Raúl Lozano, ha agradecido la elevada participación, superando incluso a la de los últimos años, así como el incremento del número de artefactos y grupos inscritos para el concurso de disfraces, pero sobre todo ha puesto el acento en la ausencia de sucesos de gravedad, no sin dejar de lamentarse del triste espectáculo que supone ver en plena vía pública a menores de edad bebiendo alcohol, una práctica en la que las familias juegan un papel decisivo. En líneas generales, Fiestas ve con buenos ojos la cabalgata de Carnaval de este año, en un momento donde parece cambiar las costumbres e imponerse en este sentido la participación individual y de reducidos grupos sobre las grandes agrupaciones que hasta ahora daban sentido a las carrozas.
