Nunca y siempre

Publicado: 14/11/2022
Autor

José Diego Amores Revuelta

José Diego Amores Revuelta es licenciado en Historia y Archivero con influencia petermanesca

Reflexiones desde el sofá

Columnas de opinión que sólo pretenden invitar a la reflexión del lector sobre temas de actualidad

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...Te seguiré echando de menos el día de mañana porque muy pocas personas sabían lo que era estar sin pedir y dar sin que te lo soliciten
Parece que el frío empieza a aparecer, el verano más largo de la Historia empieza a desvanecerse. Barbate ha conseguido doblegar a su enemigo el levante y su verano se extiende más allá del mes de agosto. El buen tiempo, la oferta lúdica festiva y las bondades físicas de un pueblo que lo tiene todo: mar para dulcificar las temperaturas y campo para oxigenar el ambiente. De ahí que el carácter del barbateño sea tan cercano y abierto, por lo general, con todo el mundo. 

En esta relación de complicidad entre las personas, aparece la amistad, una palabra cada vez más en desuso o alterada y disfrazada por la “hermandad”. “Mana, tengo que contarte una cosa”, “mano, para ti lo que necesites”, adulteración de una palabra para mí es demasiado importante para banalizarla con la facilidad que a veces se hace.

Cuando he necesitado de una mano para caminar, o un hombro donde llorar, siempre he tenido a un amigo o amiga que ha sabido estar; espero que ellos puedan decir lo mismo de mí, porque es cierto que unos amigos de verdad son aquellos que nunca piden, pero siempre dan sin esperar nada a cambio. Cuando oigo esos “manos” o “manas”, como acrónimo de “hermano” y “hermana”, mi piel se eriza de escalofríos, pues nada más volátil que esas amistadas explosivas que a la primera en que no puedas ofrecer lo que te piden, se te retira la palabra y el saludo de por vida. También hay ejemplos del proceso inverso, donde una persona pasa de ser vilipendiados y embadurnado de improperios que surgen de lo más profundo del estómago, se convierten en nuevos “manos”, cuando el interés y la conveniencia cambian de bando.  

Yo no tengo hermano, tengo amigos y sólo tengo una hermana, y no la puedo comparar con ninguno de mis amigos. A todos los aprecios, a unos más que otro, pero ninguno de mis amigos es mi hermana, ni quiero que lo sean. La amistad crece de la relación entre personas y no es necesario convertir la vida personal en un escaparate para demostrar que se tienen amigos, porque todos los tenemos, y cuando la vida te acarrea las mayores vicisitudes, es cuando uno agradece más la presencia del amigo o amiga.

 La pasada semana despedí a una amiga, de esas que siempre estaban. De ella, recuerdo como un martillo pilón cuando me pedía haber formado parte de la Coordinadora de la emergente AxSí. Pepi, estuvo en la segunda Coordinadora, cumplió su sueño de ser concejal del Ayuntamiento de Barbate.

Hoy miro hacia nuestro partido y sólo quedo yo de esa primera Coordinadora, seguramente el tiempo te dio la razón y tu tenías que haber estado en la dirección de aquel comienzo. 

Juntos compartimos la etapa más bonita que he vivido en la política, que placer más grande suponía oír cómo te reías con cada una de las locuras que se me pasaban por la cabeza. Te echo de menos igual que te he echado de menos durante todo el periodo en el que te ha asumido esa maldita enfermedad, y te seguiré echando de menos el día de mañana porque muy pocas personas sabían lo que era estar sin pedir y dar sin que te lo soliciten, como sabías hacerlo tú.

Por eso te pido que donde quieras que estés no abandones este grupo de personas porque como te dije en aquella , para mí sorprendente llamada de teléfono que me hiciste, “hay que ganar Pepi, una vez más tenemos que volver a ganar”. 

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