Enrique García Rosado, Kike
Remolino, carnavalero y autor consagrado tanto en comparsa como en chirigota, se estrena esta noche en el concurso como músico del tango de
Los iluminados.
¿Cómo han sido los ensayos?
–Muy llevaderos, sin presión ninguna, un prisma totalmente distinto. Me ofrecí a salir en el coro, ya que Pedrosa vive cerca de mí. En verano nos vimos y ha sido todo muy llevadero. Por circunstancias personales necesitaba tener mi cabeza ocupada y así ha sido, lo que buscaba lo encontré con creces, son para comérselos. Me han dado bola y tengo la cabeza ocupada y el corazón también, se han portado conmigo de manera inmejorable me han abierto las puertas y el corazón.
-¿Qué aspiraciones tiene la agrupación para este COAC?
–Las máximas, este coro no sabe hacer otra cosa. Respetando su estilo, que eso lo llevan a rajatabla y los cánones que ellos mismos se marcan, el coro aspira a lo máximo. Ya después hay que contar con cómo vengan los compañeros o los gustos del jurado, pero este coro va a hacer lo que le gusta a él y si dentro de su estilo cuaja pues mejor, pero aspiraciones todas, deseando que salga bien todo y rezando para que la idea entre, que es lo más importante.
¿Se nota que hay más público foráneo al cantar en el Falla?
–Claro, por internet tiene acceso todo el mundo a conseguir entrada. El carnaval está muy de moda, cosa que espero que pase ya, a ver si pasamos ya de moda y recuperamos la esencia nuestra porque está todo muy desvirtuado y todo muy triste. Veo un concurso triste, mediocre salvo excepciones contadas. Cada grupo tiene la opción de comprar las entradas que se le facilitan a cada componente y eso si hay muchos grupos de fuera pues esas entradas obviamente van para familiares y amigos y el teatro se llena de gente de fuera. No sé cuál es la fórmula. Hay grupos que traen una apuesta fantástica y como el público no está carnavaleramente bien educado pues no asimila lo que está viendo porque está falto de esencia, falto de conocimiento y falto de por qué se hacen las cosas y se dejan llevar por otras cosas.
¿Prefieres una preliminar más larga con menos agrupaciones por sesión o al revés?
–Soy pro preliminares y las las dejaría, lo que no haría es retransmitirlas. Creo que aunque sea un impacto económico para los grupos o para la televisión estamos malvendiendo el carnaval de Cádiz. Las dejaría como quiera el organizador, pero no las retransmitiría. No podemos darle protagonismo y notoriedad en prime time de televisión a ciertas cosas que están saliendo, no se puede consentir eso porque eso no es el carnaval de Cádiz. Cualquiera que vea eso puede pensar que esto es así de fácil y la gente se anima. Si le das protagonismo a cosas mediocres o chungas a cualquiera se le puede pasar por la cabeza salir por la televisión y tener su minuto de gloria sin aportar absolutamente nada.
¿Cómo ves este año la modalidad de coros?
–Desde fuera la he criticado mucho, pero respeto mucho el trabajo y me he dado cuenta del trabajazo que hay detrás de un coro. Goza de buena salud entre ellos, es diferente que me guste uno u otro, pero respeto el trabajo y hay unos seis coros que ofrecen mucha calidad y eso se ve. Tienen los estilos muy marcados, es lo que la diferencia el resto de modalidades. En comparsas quitando sapo, sapito y sapé están todas cortadas por el mismo patrón, igual pasa en chirigotas.
¿Volverás a la comparsa o a la chirigota?
–Sí, alguna vez caerá la breva. Más que cansado estoy desencantado. Tengo fama de concursero, de estar siempre a la última y, sinceramente, le he perdido el pulso a esto. Cada vez siento que sé menos de esto, veo al teatro flipando con cosas que a mí ni fu ni fa y al contrario. Así que no sé, me muevo por sensaciones y hace un par de años que no hago nada para mí. No me veo para tirar ahora de un grupo y eso no es justo, por eso colaboro con algunos compañeros.
Es tu segundo tango, el primero que va al concurso ¿qué diferencia hay en crear esta pieza respecto a un pasodoble?
–Te puedo contar cómo lo hice yo: el pasodoble siempre tengo que tener claro de qué voy a ir antes de meterle mano, ya sea chirigota o comparsa para ver qué le pega, pero cuando cae en mis manos hacer un tango para Los iluminados pues lo que tenía muy claro es que el tango tenía que ser bailable. Me empapé del concurso de tanguillos que hay en Cádiz para poder tener ese soniquete, ese compás. Quería que el tango fuese bailable y me retroalimenté de tangos que le gustaban a mi madre, de cuando Antonio Martín le hacía la música al Coro de La Viña y una mezcla de eso he querido hacer. Espero que guste, estoy especialmente nervioso.
¿Cómo ves el relevo generacional en la comparsa?
–Se tiene que demostrar con el tiempo, no en cuestión de uno o dos años nombrar sustitutos de o los que cubren los huecos de tal y cual. Se lo van a ganar ellos mismos, ganas no les faltan, vienen con fuerza, pero aún no tienen su estilo o soniquete marcado a fuego. Pero ahí están y eso con el tiempo a los buenos les llega solo, no hay que forzarlos ni presionarlos, que no se sientan con esa losa, el tiempo dirá.
Solo te faltaría participar en un cuarteto como componente o letrista, ¿se podría dar?
–Me encantaría participar en uno, a ver si mi amigo Gago y compañía me hacen hueco. Tras el coro me meto en el cuarteto y ya me voy para casa (ríe). Lo contemplo, alguna vez se me pasó por la cabeza, pero claro, es como todo, es cuestión de sensaciones y rodearse de la gente que me gusta para un cuarteto.