El silencio y los rostros de conmoción presiden el ambiente en torno a la sede de la Federación Andaluza de Asociaciones Pesqueras (Faape), en el puerto de Algeciras (Cádiz), donde se congregan decenas de personas, entre familiares y conocidos, muchos de ellos gente de la mar, de los seis pescadores algecireños desaparecidos.
Los malos presagios están presentes en los pensamientos y las frases de rabia contenida que pueden escucharse en las breves conversaciones. "No hay derecho a lo que están pasando estas criaturas. Esto es una angustia", señalan sobre la desaparición del pesquero en la madrugada del pasado jueves cuando faenaba a 28 millas náuticas de Cabo Espartel, en aguas marroquíes del Estrecho de Gibraltar.
Se refieren a los familiares de Antonio Javier, Ángel, Iván, Daniel, Antonio y Óscar, los seis pescadores que salieron del puerto de Algeciras en la madrugada del martes a bordo del Rúa Mar, un barco que había sido adquirido hacía menos de un año por el armador Pedro Maza, hijo del histórico presidente de Faape del mismo nombre, y sobrino de dos de los desaparecidos.
Antonio Javier Maza, de 52 años, es el patrón del barco. Su hermano Ángel, de 59 años, el mecánico. La desaparición se produce cuando se encuentran a sólo escasos meses para jubilarse.
El rostro del armador, arropado por familiares y amigos, es el de la rabia y la desesperación: "Esto parece un sueño malo, pero mantenemos la esperanza, no sólo por mis dos tíos, sino por todos. Por los seis. Esto es una locura".
Ya pasan de 24 horas en un amargo compás de espera en el puerto. Sobre las hipótesis que barajan, están todas sobre la mesa: que sufrieran un golpe de mar, alguna colisión o que sigan estando a la deriva.
Pedro Maza destaca que los seis son marineros experimentados: "Llevan toda la vida. Son profesionales de la mar y relacionados con trabajos del mar". Quizás por eso, la desaparición parece aún más difícil de creer para los familiares.
"Lo lógico es que nos hubieran llamado por la noche. Pero hay veces que no logras contactar hasta el día siguiente. Nunca te paras a pensar en esto", afirma.
El Rúa Mar es un barco de 14 metros de eslora. Su casco de metal lo hace especialmente resistente al embite de las olas en las temporales. "Lo primero que miraron los técnicos de Capitanía fue comprobar que el barco estaba en perfecto estado", señala el armador.
Las noticias llegan a cuentagotas, y todo se mantiene en el mismo compás de espera angustioso. Los seres queridos de los seis pescadores algecireños, sin embargo, no se separan del muelle pesquero, conjurados y unidos en la esperanza de que la pesadilla tenga un final feliz.
Campo de Gibraltar
Compás de espera angustioso en el muelle pesquero de Algeciras
"Esto parece un sueño malo, pero mantenemos la esperanza", asegura el armador Pedro Maza
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