Entre Calpe y Abyla

El día había amanecido claro y radiante, de un poniente que hacia que las siluetas de Calpe y Abyla, aparecieran como acabadas de dibujar en el horizonte, y sin embargo era mucho el tiempo transcurrido desde que Hércules separó las rocas para abrir el camino entre dos mares...

Hoy el peñón de Gibraltar y el monte Hacho se habían levantado habladores. Imagínense la cantidad de cosas que desde la mitología podrían contarse, cuantas y cuantas aventuras habían contemplado desde las dos orillas entre el Mediterráneo y el Atlántico, cuantas naves abandonadas a su suerte, paso de submarinos nucleares, y tráfico de drogas y personas.

Pero no se iban poner a castigarnos con batallitas, ya que a pesar de ser dos venerables abuelos, se sentían más jóvenes que nunca, y ahora como que el que no quiere la cosa estaban ya en el siglo XXI, y no acababan de entender el afán de los hombres en separar a los pueblos con banderas y fronteras, incluso algunos como el alcalde La Línea, con el intento provocador de aplicación de una ilegal tasa de congestión.

Así las circunstancias políticas de uno y otro territorio eran muy distintas, mientras en la falda y a los pies del peñón se asentaba una población de unos treinta mil habitantes, cuyo estatus era el de una colonia británica, la última en la Unión Europea; el Monte Hacho presidía la península Almina, con sus siete pequeñas colinas, al igual que Roma, que albergaba una ciudad autónoma española con más de 75.000 habitantes, Ceuta, perla del Mediterráneo y con vocación cosmopolita y multicultural .

Algunas cuestiones le llamaban poderosamente la atención a nuestros dos rocosos personajes. Tal vez una de las primeras, era que por aquella abertura entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico, no paraban de pasar barcos, era como una autopista en el mar por la que navegaban a lo largo del año alrededor de cien mil buques.
Además tenían el orgullo que en aquellas orillas estaba el puerto más importante de España, uno de los más destacados de Europa y del mundo, el de Algeciras; aunque la baja del tráfico de contenedores nos tiene que colocara las pilas para reducir las tasas; a los que había que añadir los de Tánger MED I y II, Gibraltar, Ceuta y Tarifa.

Calpe Y Abyla , se decían entre ellos que con tanto barco , tantos puertos , y tres países incidiendo en aquel barullo , España, Marruecos y Reino Unido, era absolutamente necesario para que los más del millón de habitantes que vivimos en estas orillas durmiéramos más tranquilos hubiese un mismo marco jurídico para prevenir y conservar medioambientalmente este entorno único y privilegiado .

Otra de las cuestiones que en la que habían reparado últimamente, es que a los numerosos transbordadores, Fast ferrys, catamaranes y otros embarcaciones que cruzaban el estrecho permanentemente de una a otra orilla, transportando pasajeros en uno y otro sentido, habían añadido a las comunicaciones la vía aérea, con unos pájaros metálicos, conocidos como helicópteros que te situaban en siete cortos minutos en Ceuta o Algeciras, y se preguntaban para cuando el enlace fijo entre uno y otro lado, aunque a ellos les iba acoger un poco a trasmano.

Tampoco entendían muy bien, como cada día el paisaje que podían contemplar estaba más lleno de jirafas metálicas, grúas que hacían muchas de sus funciones automáticamente, y grandes superficies ganadas al mar, repletas de cientos, miles de cajas metálicas llamadas contenedores o para las estadísticas del transporte marítimos TEUS, que es la capacidad de carga de una de estas cajitas normalizadas de 20 pies.

Nuestros dos amigos, que eran muy curiosos se preguntaban, si era necesario tanto armatoste, y los expertos les contestaban que era la servidumbre del progreso y el desarrollo económico competitivo, y con los tiempos que corren, no estaban las cosas como para que después de lo que le costó a Hércules hacer este trabajito de separarnos para que pudieran pasar los barcos, y esta fuera la calle más transitada y una de las más ricas del mundo, la gente le diera por tirar por otro sitio.

De eso nada, vamos a sumar esfuerzos desde un desarrollo sostenible, vamos a intentar cuidar este paraíso en el tenemos la suerte de vivir, pero desde quienes somos capaces de potenciar nuestras fortalezas y superar nuestras debilidades, y que lo puedan seguir contemplando Calpe y Abyla, y nosotros y nuestros descendientes también.