Lo del comentario de Cifuentes diciendo que le pagan el médico y el colegio al andaluz me ha tocado directamente la fibra andalucista, especialmente porque vuelven a caer en el tópico falso e insultante que nos coloca a los andaluces en la categoría de vagos e ineptos y a ellos los sitúa en una hipotética superioridad que en su vida han tenido. Como si yo o cualquiera no llevara 20 años trabajando sin parar y aportando solidariamente al bien común con mis impuestos. Y si estuviera en paro, hasta con una nimia barra de pan ya estaría pagando impuestos aunque sean indirectos.
Este tipo de comentarios lo único que reflejan es la absoluta falta de argumentos de los políticos para la crítica y el debate razonado. Si lo que quería Cifuentes era criticar la gestión que en Andalucia realiza el PSOE, la Junta y su presidenta al frente, ¿por qué no lo dice directamente? En vez de llamarnos sibilinamente vagos e ineptos, podría haber enumerado los recortes en hospitales, colegios o servicios sociales achacables directamente a la Junta. Podría haber cuestionado cómo desde que Susana Díaz accedió a la Presidencia de la Junta la gestión diaria se ha ido al traste y no hay ningún avance significativo o alguna mejora palpable que atribuirle. Podría haber resaltado que la turné que se está dado más allá de Despeñaperros no es precisamente para negociar un sistema de financiación más justo para los andaluces sino por interés meramente partidista. Podría, al fin y al cabo, haber dicho la verdad, que ni siquiera están de acuerdo con su propio partido, el PP, con el reparto de los dineros y que, aún así, gestionan mejor que los socialistas en Andalucía.
Pero no, Cifuentes, como tantos otros de todos los partidos, confunden la parte por el todo y en vez de criticar directamente a quien lo hace mal nos meten a todos en el mismo saco perpetuando el tópico de la siesta y la fiesta. Sin atacar a los madrileños, he de decir que Cifuentes no sólo está equivocada, sino que se merece, como mínimo, todas las críticas que le están lloviendo.
