El húngaro Fabian Marozsan dio la gran sorpresa en lo que va de Masters 1.000 de Roma y noqueó al gran favorito para ganar el partido, el español Carlos Alcaraz, en dos sets, por 6-3 y 7-6 (4), tras una exhibición tenística con la que aplacó cada intento de resurgir del tenista murciano.
No pudo Alcaraz continuar con su gran momento de forma y cedió ante el número 135 del circuito tras un partido en el que, sencillamente, no pudo frenar las acometidas del húngaro, desatado.
Fue un inicio más que brillante el de Marozsan, que ese coló en el cuadro principal desde la fase de clasificación y ya está en octavos. Fue apabullante desde su entrada en la pista Central del Foro Itálico en el que se celebra este torneo. No dio respiro a un Alcaraz que se vio superado desde su primer saque en el primer juego, ese que mantuvo tras salvar una bola de 'break' y que ya le puso sobre aviso de que no iba a ser una tarde plácida.
Y es que sobre el papel, el húngaro no iba a suponer en ningún caso una amenaza para el del El Palmar, que desde este mismo sábado es número uno, pero se rebeló contra la sensación del circuito y le arrinconó con fuertes derechas, dejadas precisas y buenas subidas.
Desubicado el murciano tras el inicio fulgurante de su rival, cedió su saque en el cuarto juego sin ni si quiera poder hacer un punto. Confirmó la rotura el húngaro con su servicio y se puso 4-1 arriba, complicando sobremanera un primer set en el que estuvo a merced de su oponente.
Se quedó con la mirada perdida en el descanso previo al comienzo del segundo envite, sin comprender el motivo real del atropello que había sufrido. Saltó de nuevo a la pista central con energía renovada, dispuesto a darle la vuelta al partido y consciente de que tenía que reaccionar rápido ante un Marozsan que volvió a dejar claro desde el inicio que no iba a amilanarse ante el favorito.
Se frustró Alcaraz, incluso, durante su saque en el primer juego de la segunda manga. Le costó cerrar el juego. Y para colmo, Marozsan lo consiguió en blanco con el suyo por partida doble y a punto estuvo de romper en el quinto juego con tres bolas de 'break'.
Pero sacó entonces el español esa competitividad que le hace estar por encima del resto, ese hambre por cada punto y la capacidad de resiliencia en los momentos complicados. Se repuso del 0-40 e hizo los cinco puntos seguidos para mantener el servicio. Cerró el puño y celebró, todavía estaba dentro del partido.
Poco le duró la alegría, eso sí, porque la consistencia de Marozsan fue imperturbable. El húngaro jugó como si jugara cada fin de semana este tipo de partidos e impidió constantemente el objetivo de Carlitos, que era mantener intercambios largos. Algo que le había dicho su técnico, Juan Carlos Ferrero, desde el banquillo, consciente de que la fuerza y la precisión del húngaro disminuían con cada golpe.
Pero Marozsan aplacó cada buen momento de Alcaraz con facilidad, con un saque perfecto y utilizando su arma favorita: las dejadas. De hecho volvió a ceder su saque el español y a comprometer el partido, pero se recuperó en el siguiente juego para mantener la paridad.
El problema es que Marozsan permaneció impertérrito. Había decidido que iba a culminar lo que había iniciado en el primer set y no paró hasta lograrlo. La igualdad del segundo set condujo el partido al 'tie-break', en el que Alcaraz tomó aire con un gran inicio y poniéndose 1-4 sin saber que Marozsan volvería a reponerse con seis puntos seguidos para dejar chafado al murciano.
Marozsan selló con brillantez, la que mostró durante toda la contienda, el pase a unos octavos de final en los que se medirá al croata Borna Coric.
Alcaraz, que participó en Roma por primera vez tras disputar el torneo de Madrid entero, llegará más descansado y como favorito a Roland Garros tras un paso desafortunado por la capital italiana.