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Un camino largo y sin errores

La Liga se ha convertido en la única vía para alcanzar Europa y salvar así una temporada que se puede tornar en desastrosa

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El Sevilla estrena traje. Esta noche, a las 21.30 horas, la entidad nervionense comienza una vida nueva. Sin final de Copa y sin Europa en el bolsillo, la obligación no es otra que intentar alcanzar el primordial objetivo hasta que haya vida.


Las sensaciones del equipo de Emery, desde que el vasco asumiera el peso del vestuario, son buenas, pero ahora deberán plasmarse partido tras partido, sin tapujos y sin margen para el error, en trece jornadas que marcan unas vía larga y compleja para entrar en la Europa League.


Recibe el Sevilla al Celta de Vigo, un conjunto más que necesitado de puntos para agarrarse a la permanencia. Con Abel Resino en el banquillo para intentar cambiar el rumbo de los celtarras y sin Salva Ballesta, desterrado por pura política. Un equipo que tiene en Iago Aspas a su mejor baluarte. Pero sí para alguien el duelo será especial es para el meta Javi Varas. El de Pino Montano regresa al Pizjuán, en este caso para estrenarse como visitante.


El ex sevillista, precisamente, tendrá que detener los aluviones rojiblancos, obligados a dar la mejor versión para sumar una victoria que los aupen en la tabla y que ligue algo más un vínculo mermado entre afición y club tras la eliminación de la Copa.


Con Kondogbia y Medel en el once, a pesar de sus respectivas sanciones, y sin Spahic, ya en Rusia, los de Unai siguen en cuadro para encarar el último tercio liguero. El que sí regresa al once es Fernando Navarro, en detrimento del joven Alberto Moreno.


Esta es la nueva realidad del Sevilla. Todo lo que no sea ganar esta noche ante el Celta será el adiós a Europa.

 

El Celta, firme en Nervión


Los guarismos históricos en la capital andaluza entre ambos favorecen claramente al Sevilla, pero con el nuevo siglo los vigueses han tomado el pulso de Nervión. En los seis enfrentamientos desde el 2000, el Celta se llevó el triunfo hasta en cuatro ocasiones. Eso sí, las dos últimas se quedaron en casa. De ello hace ya seis años, tiempo que los gallegos han deambulado por el infierno de la Segunda.

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