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Deportes

La última bola del Baloncesto Sevilla

El club necesita, urgente, un nuevo propietario sino quiere verse abocado a la desaparición del mapa baloncestístico

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  • De todo a nada -

Tiempo muerto. El futuro del Club Baloncesto Sevilla camina sobre una cuerda fina, rompible y muy floja. Es decir, ahora sí que sí, y como diría aquel, se le comienzan a ver las orejas al lobo.

Falta personal. Todo propinado en esta ocasión por un consejo de administración, el del Baloncesto Sevilla, que reunido este lunes ha anunciado la convocatoria de una junta general de accionistas para el próximo 20 de julio, en la que, en su primer punto del orden del día, incluye la “aprobación, en su caso, de la disolución de la sociedad”. Lo que significaría la desaparación total de la sociedad baloncestística y por ende del club que habita en San Pablo.

Pasos. El segundo punto en la citada convocatoria incluye el “cese de los miembros del consejo de administración y nombramiento de Liquidadores”, según señala el acta que firma el presidente del club, Fernando Moral. El último paso antes de comenzar con el trámite burocrática para la disolución definitiva.

Triple. En esta compleja tesitura vive ahora un club con vida propia desde 1987 y que ha dejado tan gratos recuerdos a la afición sevillana como los recordados subcampeonatos ligueros frente al Barcelona en las temporadas 1995/1996 y 1998/1999 o aquella más reciente final europea en la ULEB frente al UNICS Kazan en el año 2011. Logros unidos a grandes jugadores que alguna vez pisaron el parqué sanpablista como Raúl Pérez, Scott, Anderson, Turner, Smith, Lou Roe, Savanovic, Calloway o Satoransky.

Prórroga. Ahora, tras varios veranos salvándose sobre la campana, parece que es el turno para el último soplo de vida. O esa es al menos la lectura que se saca oteando a CaixaBank, que si bien hace un año mantuvo con vida al club por una temporada más cuando agonizaba, ahora con esta citación a la junta de accionistas deja a las claras que hasta aquí ha llegado el aguante del propietario.

 

Una última esperanza

Tan sencillo como a la par complejo, que aparezca un comprador en el oscuro horizonte. Sin olvidar que CaixaBank posee algo más del 99 por ciento del capital, no cabe otra que atenerse a los deseos del dueño y a que la diosa fortuna se vista de multimillonario interesado en remontar el vuelo del club que representa a la ciudad de Sevilla en el baloncesto nacional. Y para ello existen dos vías de escape. La primera, que una empresa o empresario se siente en la mesa de negociaciones directamente con la entidad financiera para pactar la venta de sus acciones antes del próximo 20 de julio, aunque esta se fragmentase en varios plazos. O como segunda vía, que desde la propia directiva con el presidente a la cabeza busquen, busquen y no dejen de buscar al salvador antes de la citada fecha límite. Porque el “Caja” no se merece este final.

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