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El jardín de Bomarzo

La otra banda

Una previsión sarcástica podría vaticinar que los supermercados agotarían en horas sus existencias de palomitas a demanda del pacífico usuario votante

Publicado: 09/06/2023 ·
11:40
· Actualizado: 09/06/2023 · 11:40
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Bomarzo

Bomarzo y sus míticos monstruos de la famosa ruta italiana de Viterbo en versión andaluza

El jardín de Bomarzo

Todos están invitados a visitar el jardín de Bomarzo. Ningún lugar mejor para saber lo que se cuece en la política andaluza

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Una previsión sarcástica podría vaticinar que los supermercados agotarían en horas sus existencias de palomitas a demanda del pacífico usuario votante al que el frenético ritmo de la vida política no da tregua, incapaz de asimilar un hecho cuando otro más sonado ocupa el espacio; debates por semana, la izquierda negociando para ponerse de acuerdo o saltar en pirueta sobre el abismo, la derecha no sabiendo si frotarse las manos o rascarse la frente porque, sabe, Sánchez se guarda un comodín, las listas al Congreso y Senado y los empujones de ellas derivados, los pactos en ciudades y diputaciones como Cádiz, Marlaska, Vizcaya 1972, otra vez encabezando Cádiz cuando lo hizo hace cuatro años para renunciar a su escaño solo unos meses después por ser ministro a petición de Sánchez, que lo haría de nuevo en caso de darse el caso, Sánchez y todo lo que Sánchez por sí solo genera, Olona Caminando Juntos contra Abascal pasada de sobres de Frenadol, Amparo Rubiales llamando “judío nazi” a Bendono en una muestra, quizás, de exceso de digestivos tras copioso almuerzo… De locos.

Elías Bendodo anda, entre llamadas y visita este sábado, por Cádiz para poner orden y sentido a lo mucho ganado y hacerlo en clave nacional, que es en lo que está. Cuando se cierre el acuerdo para Diputación con Juan Franco, alcalde de La Línea, que parece proclive a acordar con el PP porque el PP puede darle todo lo que necesita, tanto en Diputación, donde quiere más protagonismo, como en la Mancomunidad del Campo de Gibraltar, donde también, y en la Junta –a lo que se añade sus relaciones difíciles con Ruiz Boix-, el PP aclarará una presidencia que, en todo caso, penderá de su presidente provincial y alcalde de Cádiz, Bruno García, reforzado tras el éxito en la provincia. Aunque la mayoría señala a Juancho Ortiz como presidente por cuanto le apartaron de la candidatura en Cádiz y hubo promesa, el hecho de que éste no quiera cerrar su bufete abre una oportunidad a Jerez con Almudena Martínez, la diputada y secretaria general del partido que abruptamente sustituyó vía Sanz al alcalde de El Puerto, Germán Beardo; Algeciras también tendría opciones con Jacinto Muñoz, si bien no parece probable que Landaluce consuma bien eso de que alguien del PP suyo tenga más altura y brillo que el que propone su distinguido porte. Landaluce repetirá en el Senado, Pelayo tiene la plaza por cuota parlamentaria, Beardo pide la presidencia de Diputación al tiempo que sabe que de él se fían lo justo, entre poco y nada, se aferra a Bendodo y espera, le viene regular el triángulo para acuerdos populares cerrado entre Cádiz, Algeciras y Jerez.

El PSOE, mientras, viendo que la Diputación está casi imposible y que el desierto por venir es árido y profundo, se acomoda en las listas y, en este sentido, Ruiz Boix vuelve a toparse con Marlaska, su mal sueño. Las casas del pueblo están que trinan. El enojo interno parte del hecho de que la Diputación la hubiesen mantenido sin el descalabro de Algeciras, donde el PP dobló en votos al PSOE y, por ello, sumó tres diputados por uno; con IU y un 15 a 13 Franco no hubiera sido necesario, logrado por el PSOE el del Cádiz. Sin la Diputación la estructura política se cae como un castillo de naipes soplado por un viento del estrecho, nunca mejor dicho. Si, como desde alguna agrupación se defendió con clara intención, Carmen Calvo, o una mujer, hubiese liderado a Cádiz al Congreso, el alcalde de San Roque, que lo intentó, hubiese ido de número dos y Mamen Sánchez de tres, pero al ser Marlaska y sus tanquetas el impuesto por Ferraz ha tenido que aceptar por cuota el tercer puesto toda vez que no quiso apartar a Moscoso del Senado –que lo valoró-. Cuestión al margen es lo cómico que resulta ver a agrupaciones locales votando listas cuando son los poderes internos los que determinan su configuración final, al menos podrían dejar de hacer el paripé o de vender ese carácter asambleario tan gustoso en formaciones de izquierdas cuando el poder orgánico no se vota, se impone.

Lo cierto es que tras las elecciones de este 23J y según lo que suceda, tras lo visto en estas municipales y la confección de listas y como truena en agrupaciones locales como, por ejemplo, la de Cádiz, que declinó asistir al comité provincial de este jueves pese a presidir la mesa, el socialismo gaditano volverá –probablemente- a eclosionar como en él es habitual y ya hay poderes locales sumando, mentalmente, naipes. Como San Fernando, donde Fernando López Gil, relacionado con Víctor Mora, con este Jerez roto tras la salida de Mamen Sánchez y el avance interesado de la gente de UGT o con Susana Díaz, que se lo está pasando pipa, traza el futuro y quizás piensa que tanto Ana Carrera como portavoz en Diputación como Patricia Cavada, su alcaldesa en mayoría, sean piezas a futuro en un nuevo orden bajo su tutela, de darse la oportunidad. Quizás no. Pero Gil, qué duda cabe, lo piensa. Y Susana tal vez no pretenda volver, pero siempre está dispuesta en revolver. Como lo están aquellos que se han quedado tiritando y ven, por el contrario, la urgencia e idea que ha primado en el cierre de listas.

La otra banda. Sanlúcar es un territorio peculiar. Por mucho que pasa el tiempo nada cambia, no gusta de hecho promesas políticas que propongan grandes cambios porque vive dentro de un ritmo armónico acompasado por el clima, los aires cruzados y los aromas nacidos allende la otra banda, como se conoce allí la orilla paralela a la ciudad de la desembocadura del río y que anticipa la maravillosa naturaleza que atesora el Coto. Otear Sanlúcar desde El Camarote, arriba del Hotel Guadalquivir, muestra una ciudad protegida por un microclima a la que el paso del tiempo no altera.

En Sanlúcar se da una de las situaciones políticas más complicadas de la provincia y, lo que es peor, pase lo que pase, tiene pinta que lo sufrirá el castigado sanluqueño de a pie, que de nada tiene culpa salvo de haber votado de la manera más dificultosa para confeccionar un gobierno con cierta estabilidad. Ganó el PP con nueve, un PP distanciado de las élites provinciales y regionales porque nadie se acordó de ellos, incluso quisieron cambiar a la candidata, Carmen Pérez, y hubo amagos de buscar nuevo liderazgo donde La Gitana atempera su manzanilla. Pero no aceptaron y, contra pronóstico, crecieron engullendo a un Ciudadanos muerto pese a ser la cuna de Juan Marín.

También contra pronóstico la Izquierda Unida de Carmen Álvarez sacó un puñado más de votos que el PSOE, pero en igualdad de concejales –siete- y, por ello, pide un apoyo que Víctor Mora no le va a dar salvo que negocien un acuerdo general. Álvarez quiere que la invistan y luego ya se hablará de todo lo demás y Mora dice que se vaya a… la otra banda y espere allí tomando el fresco. Claro. Alguien filtró, seguramente sin intención…, que el PSOE daría el apoyo a IU en Sanlúcar a cambio del suyo en Diputación, sacando a Mora y nombrándole algo en Diputación y, muerta esa idea porque ya IU no importa para el acuerdo provincial, Álvarez insiste en lo mismo. El lunes habrá negociación provincial, ya veremos si acuerdo, muy tarde a tenor de que los ayuntamientos se conforman cinco días después, pero mientras en Sanlúcar están que trinan con esta falta de negociación, con las listas, con la dificultad de alcanzar acuerdos y ante una legislatura que o es en minoría para el PP porque todos se voten a sí mismos o es a través de un acuerdo imposible entre dos personas que se detestan, como Mora y Álvarez –a la que igual da vértigo no poder cumplir todo aquello que tan alegremente prometió en campaña-. Aunque eso de cumplir el programa, como en otros casos, está sobrevalorado, ya hay quienes incluso lo han eliminado –error técnico dice su web- no sea se lo recuerden.

El último alcalde comunista de Sanlúcar fue José Luis Medina, acusado de malversación y apartado de la alcaldía por Manuel Vital -PSOE- en moción de censura en 1987 y, después, absuelto por la Audiencia Provincial. Luego vinieron otros, como Agustín Cuevas, que propició el famoso caso Sanlúcar por el intento de compra del voto de un concejal –Cunete- y acogido desde entonces laboralmente en la clínica concertada de Pascual, Juan Rodríguez, tristemente fallecido, o Laura Seco, los tres en la imagen que ilustra este jardín junto a Pelayo y Aznar en la agrupación local de Sanlúcar en 2001 cuando las siglas del PP aún tintaban en rojo y la ahora nueva alcaldesa de Jerez ya ostentaba cargo provincial. El archivo fotográfico es, por otro lado, extenso. Irene García y Víctor Mora han sido los alcaldes socialistas de la última década y media.

En política, como en Sanlúcar, siempre hubo bandas, esas que en ambos casos bordean el caudal del río y son regadas, según la hora o la época del año, con diferente intensidad. En elegir el momento de ocupar una banda o la de enfrente está el arte. O la oportunidad.

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