Centro de reuniones, lugar predilecto para presentaciones, espacio encantador para hospedarse y un nuevo hotel que cierra sus puertas. De forma parcial se apresuran en reconocer. Creamos la versión oficial.
El hotel Santa María cierra en algo más de una semana -anuncia su cierre para el 23 de este mes- para “la temporada de invierno como medida para garantizar su continuidad”, anuncia el escueto comunicado facilitado a los medios. Y es que, según avanza, “los resultados negativos obtenidos durante los últimos inviernos nos obligan a tomar esta medida, centrando la actividad del hotel en los meses de temporada media y alta”.
El cierre, aunque parcial como decimos, recuerda desgraciadamente y de forma preocupante, a otros establecimientos emblemáticos como El Caballo Blanco, que igualmente también cerró. Éste definitivamente en 2007. Desde entonces es pasto del abandono y el deterioro como estampa de bienvenida de una zona de entrada como es Valdelagrana.
Referente durante años
El Caballo Blanco, desde 1962 era toda una seña identitaria y turística de El Puerto y que cerró sus puertas tras la nueva adquisición de sus nuevos propietarios, la promotora Aicosur. El anuncio ante una futura remodelación integral para levantar un moderno edificio de 30.000 m2, de los que 20.000 serían zonas ajardinadas y el resto 160 habitaciones y servicios como spa y galería comercial.
Con la esperanzadora calificación de establecimiento de cuatro o cinco estrellas, quedó en papel mojado. Siete años después, la realidad es bien distinta. Los 18 meses que se aventuraban para la inacabada reforma, acabaron con el cierre definitivo de un hotel que abanderó el turismo más pujante y elitista de la ciudad desde la época pre democrática.
Lejos de Valdelagrana, en el centro, el hotel Monasterio San Miguel (170 habitaciones) recondujo la complicada situación de forma satisfactoria tras su inactividad momentánea en 2012. Un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), presentado por los administradores concursales del grupo Urbas, acabó en manos del banco BBVA tras hacerse con el inmueble en pago de la deuda que el Grupo Jale (ocho millones de euros), del empresario José Antonio López Esteras, mantenía.
Más de 20 años de actividad estuvieron pendiendo de un hilo con una plantilla de 80 trabajadores. La lucha, el sentido común y las excelencias del hotel hicieron remontar el vuelo tras el susto inicial.
Final traumático
Semanas antes, el único hotel de cinco estrellas de la ciudad era historia. El Duques de Medinaceli, paradojas e ironías del destino, un año antes había sido galardonado como el segundo mejor hotel de cinco estrellas del país por una destacada operadora turística. La casa-palacio de estilo andaluz seguía los pasos del extinto Caballo Blanco.
El jardín botánico con sus más de 5.000 metros de arboleda y sus palmeras centenarias los recuerdan, ahora, en fotos. Aún se puede leer las excelencias del otrora referente portuense en la propia web oficial del Ayuntamiento.
Es por tanto que los precedentes de los últimos años hagan pensar de forma preocupante el devenir y el futuro del hotel Santa María, ante un crecimiento de ocupación del 8% resprecto a 2013. Bien es cierto que también hay ejemplos diferentes y con gestiones que han ratificado el acierto -no hay otra- de mantener el establecimiento cerrado algunas fechas concretas.
El propio Yacht Club o el Puertobahía, igualmente, se han unido a la opción de un cierre de algunos meses anuales, al objeto de contrarrestar las escasas visitas.