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España

?Ni programa oculto ni equipo reservado, mi gente ya está preparada para gobernar"

Entrevista a Juan Ignacio Zoido, candidato del PP

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Escenifica su experiencia municipal descendiendo a los detalles de la gestión. refiriéndose a los trámites por su nomenclatura técnica, y dibujando el mapa físico y político de una ciudad a la que quiere invertir el signo. Pero la clase no es de conocimiento del medio, ni de matemáticas, sino más bien de lengua; de oratoria. Se maneja bien en el tono diplomático. Si vuelve en la inflexión a su escenario profesional en la judicatura, lo hace para convertirse en juez de paz, en una suerte de Salomón que reconoce la virtud, y deja el papel de fiscal implacable de colmillo afilado para otros perfiles de su equipo ‘ready to go’. Insiste en ello: en que está listo para tomar el mando.

Todas las encuestas le dan como ganador, incluso con mayoría absoluta, y sin embargo exige un compromiso al resto de formaciones en liza para que dejen gobernar a la lista más votada. ¿Error de cálculo por su parte?

–Lo fácil habría sido hacerlo sin esas encuestas. Tengo la garantía de haber pedido que seamos claros con los sevillanos, y que digan si quieren gobernar los dos o van a dejar gobernar el proyecto que represento.

Cabe otro análisis: el de que usted haya tratado de demostrar que el pacto entre PSOE e IU sigue vivo, por cuanto pueda perjudicar en las urnas a su principal adversario político.

–A lo que perjudica es a Sevilla. Lo que quiero es que se diga la verdad. Que no haya un programa oculto ni un equipo reservado. Yo tengo mi equipo preparado para gobernar. Que los sevillanos conozcan las opciones que tienen, y creo que ha quedado puesto de manifiesto. Hay una opción que representan el señor Espadas y el señor Torrijos, y la otra que la represento yo.

Ponga algún ejemplo de ese ‘programa oculto’ durante estos cuatro años.

–Como se repartieron el Gobierno, las áreas que hicieron... en Sevilla hay 21 delegados de gobierno, en Madrid, 9 y en Barcelona, 8. Yo llevo sólo 7. Ni el PSOE ni Izquierda Unida llevaban tantas en su programa, pero se tuvieron que repartir el Gobierno para ponerse de acuerdo. Y además, duplicaron la estructura de Urbanismo para que Izquierda Unida también tuviera su cuota política de poder.

Dice que tiene un equipo listo para gobernar. ¿Tiene también su compromiso, especialmente de los independientes, para seguir en el Ayuntamiento aunque sea en la oposición?

–Por supuesto. También los hubo en la anterior candidatura, y nos hemos quedado en la oposición todos. En cambio, las continuas salidas del Gobierno, como las de los señores Carrillo y Celis, poco han beneficiado a la ciudad, porque salieron por cuestiones políticas, y no de eficacia.

¿Dónde ve al Partido Andalucista?

–Sin posibilidad de entrar. El voto andalucista se ha ido acomodando. Tuvo una migración hacia el PSOE y luego una ligera migración hacia el PP, y creo que quienes han votado al Partido Andalucista ya saben a quien tienen que confiar el voto en esta ocasión.

El cambio de modelo económico y los grandes proyectos acometidos en la ciudad han desplazado al urbanismo como principal caballo de batalla ante la hipótesis de un pacto. ¿Qué lo sustituye?

–El urbanismo va a ser muy importante. Nos queda por desarrollar la rehabilitación de grandes barrios que han quedado dentro de la SE-30. Hay que mantener una observancia escrupulosa de la norma, pero permitiendo que el PGOU responda a las necesidades reales de los sevillanos. Sin trasladar confianza y seguridad jurídica, no llega ninguna inversión. La improvisación ahuyenta al inversor.
Pero también va a haber otra delegación importantísima: el empleo tiene que ser nuestra obsesión. Y para ello, hay que poner determinados espacios a disposición de la iniciativa privada: Altadis, el mercado de la Puerta de la Carne, el Prado de San Sebastián, los espacios de la Feria... Tenemos una oportunidad de crecimiento y de generar empleo de a mano de la iniciativa privada.

Hablando de Urbanismo, ¿qué le ocurre a la licencia de obra de la Torre Cajasol?

–No soy partidario de paralizar un proyecto que haya comenzado, pero la tramitación de la licencia tiene que ser escrupulosa, sobre todo cuando se trata de un proyecto emblemático. Si todo es legal, adelante, pero al mismo tiempo, dando respuesta a las infraestructuras necesarias. Esa zona no está preparada para que 30.000 vehículos más se estén incorporando en las entradas y salidas.

Si es alcalde en junio, se encontrará con un gobierno socialista en San Telmo y en Moncloa, ¿es eso un hándicap importante?

–Me da exactamente igual quien gobierne España y quien gobierne Andalucía. Voy a ser reivindicativo gobierne quien gobierne. No va a ser un inconveniente, sino una ventaja. Lo que no puede ser es que con un gobierno del PSOE en Madrid y en Andalucía, los proyectos de las líneas de Metro no estén ni redactados, o que en Fibes haya tenido que poner el dinero Emvisesa, en lugar de que lo ponga la Junta de Andalucía o el Gobierno de España, porque al final no se ha levantado una voz.

Si tuviera oportunidad de revocar una sola de las decisiones tomadas en el Ayuntamiento durante estos últimos cuatro años, ¿cuál sería?

–Hay cosas que se han hecho bien, y otras que se han hecho muy mal. Algo que echaría para atrás: las ‘setas’ de la Encarnación.

¿Le gustan?

–No. Pero si hubiese estado bien planificado, no me hubiera importado. Un alcalde está para gestionar, no para hacer un proyecto porque le gusta al alcalde. Hacía falta una planificación, y ni siquiera conocemos cuál será el comportamiento de los materiales a medida que vaya pasando el tiempo. Además de que una inversión de 120 millones de euros debería tener una rentabilidad en cuanto a puestos de trabajo muy superior. Pero ha tenido sus luces: haber apostado por una red de carriles bici, aunque haya censurado algunos tramos, o haber aprovechado los fondos del Plan 8.000 para construir pistas deportivas.

El candidato de IU habla de la concurrencia del ‘Partido de la Casualidad’ a las elecciones, en relación con sus dos imputaciones judiciales a un mes de los comicios.

–La casualidad es que no se le hubiera imputado antes. Y todavía no se ha iniciado la investigación de la Fundación de Mercasevilla.

¿Qué opina sobre las protestas de ciudadanos que dicen no sentirse representados por ninguna formación política?

–Me produce preocupación. El desaliento y el desánimo de la gente es muy elevado. Tenemos que cambiar la manera de hacer las cosas. Me obsesiona la oscuridad, que no haya transparencia. Admiro a Clavero Arévalo, que cuando hubo que hacer algo que iba contra su conciencia, dimitió y se vino para Sevilla. A veces tengo que explicarles a mis hijos que es bueno estar en política, y el problema está en la calle, tanto como el riesgo de que llegue alguien sin principios y asuma el liderazgo de ese movimiento.

Uno de los lemas más coreados en estas protestas es el de “no hay pan para tanto chorizo”, y entre PP y PSOE integran más de medio centenar de imputados por corrupción en sus listas en toda España.

–Hay que desterrar de raíz la corrupción. Hay que ser inflexible. Cada uno que sea responsable de lo que quiere hacer, pero yo quiero ganar en las urnas, y de ninguna otra manera.

Respuestas y café con leche

Le obsesiona todo lo que tiene que ver con la tecnología al servicio de la comunicación. Dice no entender cómo se puede comprar un producto en cualquier lugar del mundo desde un teléfono móvil, y no es posible en Sevilla gestionar una licencia de obra online. Es de Blackberry (lleva dos en el bolsillo). Ha propuesto que su equipo conteste a diario a través de las redes sociales todo lo que se plantee a cada concejal a lo largo de la jornada, y hablando de responder, aplaude la iniciativa de los medios de comunicación que han optado por no dar cobertura a las ruedas de prensa sin preguntas.

La más difícil de contestar se le plantea en el desayuno familiar, a las siete y media de la mañana, cuando alguno de sus hijos abre el debate acerca del descrédito generalizado de la política.

Dice sentir predilección por la zona de ‘Regiones Devastadas’, por el esfuerzo de quienes se abrazaban a su historia y a su dignidad. Cuando se quita de verdad el traje de campaña (electoral, se entiende), ríe al conocer que coincide con sus rivales en las urnas a la hora de escoger el Parque de María Luisa para la reflexión pausada y para el reencuentro con sus recuerdos.
La banda sonora de su campaña electoral, en la furgoneta en la que tiene instalado su despacho itinerante de candidato, es un CD de La Negra, del que en pocas ocasiones ha podido escuchar una canción completa, por las incesantes llamadas telefónicas.

Lleva dos campañas sin fumarse las tres cajetillas de rubio que se metía entre pecho y espalda, por una promesa que no fue electoral, sino matrimonial, y formulada en su aniversario de boda. Considera una incoherencia que la gente no pueda salir a la calle con una cerveza para fumar, porque está prohibido fumar dentro y beber fuera.

No ha hecho botellón, y considera que la legalización de la marihuana tiene muchos asuntos por delante en la lista de prioridades y preocupaciones de la ciudadanía.

Camina a diario, para hacer ejercicio y comprobar al mismo tiempo cómo funciona la ciudad a primera hora. Llegó al pádel al perder fondo físico para jugar al tenis, una de sus pasiones, y lo dejó al perder el control de su agenda por la actividad política.

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