Desde las diez de la mañana, miembros del Área de Rehabilitación Concertada de Marismas del Odiel fueron entregando las llaves y los boletines de agua y luz a las familias acreedoras de las 106 viviendas del la primera fase del proyecto ‘Casa por casa’. A partir de ese momento, la sensación generalizada entre los vecinos era de satisfacción, y como nos contaba Juana, una de las propietarias, “ahora aparcaremos el sufrimiento que hemos pasado, y empezaremos a disfrutar de las nuevas casas”.
Por su parte, Miguela León, la presidenta de la Asociación de Vecinos reconocía que “ha sido un calvario, y no veíamos el final de esta historia. Han sido años de muchas promesas incumplidas por parte del Ayuntamiento”. Tras la entrega de llaves de ayer, el mayor escollo ya está salvado, aunque no todo está hecho, porque siguen existiendo problemas que solucionar.
Obras mal terminadas y escrituras que no se formalizan
En la nueva urbanización, un continuo trasiego de vecinos se mezclaba con las obras de acondicionamiento de las viviendas. Y es que, según confirmaron a este periódico tanto propietarios como obreros que operan en las casas, en muchas viviendas han aparecido problemas una vez enganchada el agua; problemas tales como que “el agua salía por los enchufes, y como que en muchas casas han tenido que cambiar las bañeras y los platos de ducha por que el agua se filtraba por todos lados”, confirma uno de los obreros. Las obras de arreglo de los problemas derivados de la instalación de las tuberías están siendo sufragadas por los propios vecinos, aunque el dinero les tendrá que ser devuelto por la empresa constructora, Marsell.
Por otro lado, los vecinos siguen a la espera de que se formalicen las escrituras de sus viviendas: “esa es la otra lucha que tenemos porque en este tema todo lo que dependa del Ayuntamiento no sabemos cuando se va a solucionar”, expresaba Miguela León. Por su parte, Gabriel Cruz, delegado de Vivienda en Huelva, aclaró que las escrituras están pendientes “del pago de dos millones de euros de depósito por parte del Ayuntamiento”.
Demasiado tarde para muchos
En muchos vecinos, las sensaciones de satisfacción iban teñidas con el amargo recuerdo de muchos vecinos que no han llegado a poder disfrutar de sus nuevas casas, ya que han muerto sin llegar a vivir en sus nuevas casas. “Es un día de sensaciones extrañas; un día triste y alegre a la vez, porque hay personas que se han quedado por el camino sin poder disfrutar de sus viviendas”, expresaba Miguela León, acompañada de otra vecina que, emocionada, recordaba a muchos “que tenían mucha ilusión en que este día llegara y no han podido disfrutar de tener ya las llaves de sus casas”. El último de los fallecidos, Domingo Benítez, murió el 1 de enero a causa de un infarto cerebral.
Día de sensaciones entremezcladas, de ilusión, de querer olvidar el calvario de siete años de retraso, y de empezar a dar forma a unas casas que tenían que estar habitadas hace ya bastante tiempo. Un día que supone un antes y un después en la historia de unos vecinos protagonistas del mayor culebrón de política social que se recuerda en la capital onubense.
