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Andalucía

Un estudio apunta alto: la conciencia reside en los campos electromagnéticos cerebrales

Imaginemos que la conciencia, esa experiencia íntima y subjetiva que nos hace sentir vivos, no reside en la materia

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  • Un cerebro -

Montemos el escenario y pongamos las piezas necesarias para la obra. Imaginemos por un momento que la respuesta a uno de los mayores enigmas de la humanidad no está en las neuronas, ni en los circuitos cerebrales, ni siquiera en los químicos que fluyen dentro de nuestras ‘cabezas’. Imaginemos que la conciencia, esa experiencia íntima y subjetiva que nos hace sentir vivos, no reside en la materia, sino en algo mucho más ‘complejo’: los campos eléctricos y magnéticos que rodean el cerebro.

Parece una idea sacada de una película de ciencia ficción, como "Lucy" o "Transcendence", pero es la hipótesis que Tamlyn Hunt, en un provocativo artículo de opinión publicado en Scientific American, ha puesto sobre la mesa.

Este planteamiento, que combina neurociencia, física y filosofía, desafía décadas de investigación convencional sobre el cerebro humano. Durante años, los científicos han buscado la conciencia en las conexiones neuronales, en las sinapsis y en los neurotransmisores. Pero, ¿y si hemos estado buscando en el lugar equivocado?

La idea no es tan descabellada como parece. El cerebro es, después de todo, una máquina eléctrica. Cada pensamiento, cada emoción, cada recuerdo, está impulsado por impulsos eléctricos que viajan a través de redes neuronales. Estos impulsos generan campos eléctricos y magnéticos que, aunque débiles, son medibles. Lo que Hunt propone es que estos campos no son un simple subproducto de la actividad cerebral, sino que podrían ser la esencia misma de la conciencia.

Pero, ¿cómo funciona esto? Según esta teoría, los campos electromagnéticos del cerebro actuarían como una especie de "red de comunicación global", integrando la información dispersa en diferentes regiones cerebrales y dando lugar a la experiencia unificada que llamamos conciencia. En otras palabras, no serían las neuronas individuales, sino los campos que estas generan, los responsables de que sintamos que somos "yo" y no un conjunto de células trabajando en equipo.

Durante décadas, la neurociencia ha operado bajo el paradigma de que la conciencia emerge de la actividad neuronal. Este enfoque, conocido como "materialismo científico", ha dado lugar a avances increíbles, desde el mapeo del cerebro hasta el desarrollo de tratamientos para enfermedades neurológicas. Sin embargo, también ha dejado preguntas sin respuesta. ¿Cómo es posible que la actividad eléctrica y química de las neuronas dé lugar a la experiencia subjetiva de ser consciente? Este problema, conocido como el "problema difícil de la conciencia", ha desconcertado a filósofos y científicos por igual.

La teoría de los campos electromagnéticos ofrece una posible solución a este enigma. Al sugerir que la conciencia no está en las neuronas, sino en los campos que estas generan, Hunt y otros investigadores están proponiendo un cambio de paradigma radical. No se trata de descartar la importancia de las neuronas, sino de ampliar nuestra comprensión de cómo funcionan. Según esta visión, las neuronas serían como los músicos de una orquesta, mientras que los campos electromagnéticos serían la música que emerge de su interacción.

Aunque aún es preliminar, algunos estudios han mostrado que los campos electromagnéticos del cerebro están correlacionados con estados conscientes. Por ejemplo, se ha observado que cambios en estos campos coinciden con la transición entre el sueño y la vigilia, o entre la anestesia y la conciencia plena. Además, experimentos con estimulación magnética transcraneal (TMS) han demostrado que es posible inducir experiencias subjetivas, como ver luces o sentir emociones, aplicando campos magnéticos externos al cerebro.

Sin embargo, la teoría también enfrenta críticas. Algunos científicos argumentan que los campos electromagnéticos del cerebro son demasiado débiles para tener un impacto significativo en la conciencia. Otros señalan que, aunque estos campos podrían jugar un papel en la integración de la información cerebral, no está claro cómo podrían dar lugar a la experiencia subjetiva.

A pesar de estas incógnitas, la idea de que la conciencia podría estar oculta en los campos electromagnéticos del cerebro es demasiado fascinante para ignorarla

El misterio de la conciencia está lejos de ser resuelto, y cada nueva teoría nos acerca un poco más a la verdad, aunque esa verdad pueda ser más extraña de lo que jamás imaginamos.

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