Su apellido, Buton, recuerda al de un conductor de Fórmula 1, aunque su nombre no es Jason, sino Joel. Además, no va subido a lomos de un veloz y sofisticado ingenio de cuatro ruedas, sino que camina y camina empujando un voluminoso carrito donde lleva su vida, sus cosas y su historia. Hablamos del pacifista francés de 53 años que lleva 13 recorriendo recorriendo toda Europa recogiendo firmas para la lucha contra las minas anti-persona, una tarea que este francés de Nantes, de profesión faquir, dice hacer para dar continuidad al legado dejado tras su muerte por Lady Diana Spencer; por ello, no es de extrañar que su partida fuera precisamente hace trece años desde el L’Arc du Triomphe en París, donde la exprincesa de Gales, encontró trágicamente la muerte.
Una tragedia es también la continuidad de la existencia de las minas antipersonas y sus terribles consecuencias de mutilación y muerte en población civil e indefensa, y en especial, en niños y niñas que topan con ellas cuando están jugando, y así me lo remarcaba Buton ayer, cuando hablamos junto al Colón de la Punta del Sebo, escoltado por la Policía Portuaria, a la que agradece de manera reiterada (como a la Guardia Civil), la colaboración y el apoyo prestado estos días por tierras onubenses. Va con su libreta donde centenares de miles de ciudadanos han firmado ya para plasmar su rechazo a las minas y apoyarlo en su acción. También enseña orgulloso el sinfín de periódicos donde se hace referencia a su labor al paso por las diferentes ciudades dónde ha recalado en busca de apoyo y afirma que ya tiene el de unos 3.000 alcaldes y unos cientos de delegados gubernamentales.
En Huelva ya cuenta con la adhesión del Ayuntamiento de Almonte, aunque se lleva el disgusto de no haberlo recibido del de Mazagón, dónde le exigieron dinero, al igual que le había ocurrido en Chipiona (Cádiz), y él tiene claro que no paga por defender su causa, como tampoco cobra por ello.
Su aspecto es el de un indigente, ya que además empuja un voluminoso carro cargado con cosas, y sin embargo, es un personaje muy interesante, que lleva su libro de firmas, y en carpetas de plástico los certificados expedidos en diferentes municipios de toda Europa. Hoy quiere contar con el respaldo del consistorio capitolino, para lo que se pasará en torno alas nueve y media de la mañana, por la casa de todos los onubenses en la Gran Vía. Después, seguirá su camino hacia Portugal.
Todavía no sabe cuando retornará a La Ciudad de la Luz, donde quiere poner fin a su viaje, que realiza sin más apoyo económico que el que encuentra de los ciudadanos con que se topa. Y asegura que su deseo es sentarse con Obama para plantearle su lucha.