Los datos que cada año recopila Cáritas Huelva sobre las personas sin hogar en Huelva y los asentamientos chabolistas de la provincia dibujan un “panorama desolador”. Esas son las palabras que ha utilizado este lunes el director de Cáritas Huelva, Julio González, tras pasar a enumerar unas cifras que sólo indican un camino, el de la “fractura social total”, con una población a dos velocidades.
En el caso de la capital onubense, si hace tres el número de personas sin hogar rondaba las 160 personas, a fecha de hoy se ha multiplicado hasta sumar 274 ‘sin techo’, de los que 51 son mujeres -siete extracomunitarias-. Los lugares de pernoctación son de lo más variados, desde casas ocupas hasta soportales, chabolas o bajo puentes.
En los datos se incluyen los que en la fecha del censo estaban pernoctando en algunos de los alojamientos temporales de la capital, tales como albergues o centros de acogida.
Si esta realidad es preocupante, más lo es de los asentamientos chabolistas en la provincia, asociados a la campaña de la fresa y que, según ha explicado González, están perdiendo su carácter temporal para ser permanentes en cada vez más casos.
Los datos recopilados por Cáritas reflejan que “el aumento de personas en asentamientos chabolistas es superior al de campañas pasadas, superando ya los dos millares de personas, una cifra que nunca se había alcanzado”.
De hecho, desde que la organización eclesiástica elabora estos censos -el primero fue en 2006-, son las cifras más altas, con un total de 2.101 personas en asentamientos, cuando en marzo de 2012 eran 1.133, en 2011 la cifra llegó a 1.405, y en 2010 fue mucho menor, con 913 personas en asentamientos en marzo de ese año.
Sólo en la parte del Condado occidental (Mazagón, Palos, Moguer y Lucena), hay entre 1.300 y 1-400 personas, y “se han detectado en algunos municipios pisos pateras”. Así, González ha explicado que tienen constancia de entre 7 y 10 pisos con unas 15 personas.
Por su parte, en la zona de Lepe hay unas 700 personas dispersas entre los asentamientos chabolistas.
Para Cáritas, uno de los datos más preocupantes detectados este año es la dispersión de los asentamientos, lo que conlleva una mayor dificultad para acceder a ellos. También ponen el acento en el gran número de personas a atender, “acrecentado por el gran número de familias que se atienden desde los despachos parroquiales”, ya que a la población fija de estos municipios también requiere una mayor atención en los últimos tiempos.
Del mismo modo, Cáritas destaca como llamativo que el número de personas documentadas este año es “muy superior” al de campañas anteriores, superando en muchos casos el 60%, por lo que González no entiende “por qué se logran que los contraten y siguen llegando trabajadores con contratos en origen”.
Por último, Cáritas alerta de la “realidad de abandono e invisibilidad social” de este colectivo, así como del “desbordamiento de nuestros espacios de acogida, la incapacidad para dar respuestas a tantas demandas, la desesperación de las personas que acuden, el deterioro progresivo de su situación y la falta de esperanza, lo que los lleva a caer en una depresión social”.
Las demandas
Por todo ello, ante este “panorama desolador” al que se refiere González, Cáritas ha apelado a la responsabilidad de las administraciones, los ciudadanos y las entidades sociales. A las primeras les exige “la cobertura de los derechos elementales y la dotación de recursos para evitar este desamparo social”. De hecho, lamenta que “no es normal que en una provincia como Huelva, donde siempre va a ver inmigrantes ligados a la agricultura, no se actúe como en otros lugares”, y pone como ejemplo la falta de centros de acogida.
Por último, Cáritas hace un llamamiento a la ciudadanía, ya que “en este momento tan delicado, su implicación en la defensa de los derechos sociales y en la lucha contra la exclusión se hace más urgente que nunca”. Del mismo modo, González ha recordado a las entidades sociales que “urge repensar nuestro modelo de trabajo y atender a las nuevas necesidades”, y para ello ha apelado a “aprender a trabajar en red” y buscar soluciones a medio plazo y “no sólo la atención de necesidades básicas”.
La renta media cae un 4% y los precios suben un 10%
Cáritas ha presentado también este lunes los datos del informe estatal sobre Desigualdad y Derechos Sociales, cuya conclusión primera es que “las cifras actuales de renta per cápita son muy similares a las que existían hace más de diez años”, por lo que González se ha referido a una “década perdida”.
Llama la atención que desde 2007, la renta media ha caído un 4%, mientras que los precios se han incrementado en un 10%, lo que “ha dado origen a un deterioro de las rentas de los españoles sin parangón en las últimas décadas”.
Del mismo modo, González indica que “la destrucción de empleo y la moderación salarial han sido determinantes en la reducción del nivel de renta de los hogares españoles”.
Por último, el “rasgo más preocupante” de la evolución de la renta en la crisis, a juicio de Cáritas, es el aumento “sin precedentes” de la desigualdad en su distribución. así, desde 2006 los ingresos de la población con rentas más bajas han caído cerca de un 5% en términos reales cada año, mientras que el crecimiento correspondiente a los hogares más ricos ha sido el mayor de toda la población.
Es por ello que González, durante toda su intervención, haya insistido tanto en la “fractura social”.