El secretario general de COAG-Cádiz, Miguel Pérez, expresó ayer su inquietud por el problema de la falta de mano de obra que se está encontrando el campo, algo que cree “difícil de explicar” en una provincia “con tanto paro”.
Pérez se suma de este modo a las declaraciones realizadas recientemente por el presidente de la Confederación de Empresarios de Cádiz (CEC) y de la Cámara de Comercio de Jerez, Javier Sánchez Rojas, que ya alertó sobre esta misma cuestión.
Miguel Pérez reconoció en 7 TV que el campo “no ha estado bien visto” y “es duro”, pero aseguró que “de un tiempo a esta parte” las condiciones laborales han mejorado sustancialmente dado que los salarios mínimos se han incrementado y el trabajo es “más cómodo” gracias a la progresiva mecanización.
De ahí que le suene “mal” esa “ecuación” de “listas del paro llenas” y agricultores “con problemas para encontrar cuadrillas”.
Este problema se está poniendo de manifiesto fundamentalmente “en campañas”, como de hecho ha ocurrido en la vendimia.
‘Tormenta perfecta’
La agricultura y la ganadería se encuentran ante “una encrucijada” de la que el sector no sabe cómo va a salir. A los “altísimos costes de producción” se están sumando los efectos de la invasión de Ucrania y de la sequía.
Miguel Pérez advierte a este respecto que la agricultura y la ganadería están “viviendo el cambio climático en vivo y en directo”, algo que tiene muy preocupado al sector.
De momento no se ha perdido capacidad productora, pero algunos cultivos “están sufriendo tensiones” debido al abandono de las explotaciones, tal y como está ocurriendo en el caso del viñedo.
Con todo, “lo peor” se está viviendo en la ganadería, especialmente en el vacuno, donde “lo poquito que queda en la provincia lo está pasando muy mal” debido a la carencia de pastos y por tanto a la necesidad de alimentar a los animales con piensos que han encarecido sus precios.
Tanto es así que algunos ganaderos “están enviando a sus vacas al matadero”. Eso no significa que vaya a producirse escasez de leche en la provincia, porque si siguen cerrando explotaciones se importará la materia prima desde otros países.
“Estamos en un mercado globalizado y si no producimos nosotros ya vendrá la leche de otras partes, pero eso sí, tendremos que pagarla más cara”, subrayó Miguel Pérez.