La iglesia de San Francisco podría ser la futura sede de la Hermandad del Resucitado, que como se sabe trabaja desde hace meses en la localización de un templo alternativo a la Catedral. La cofradía tiene claro que precisa de un revulsivo que pasa fundamentalmente por abandonar el primer templo diocesano, donde encuentra no pocas dificultades para crecer entre otras cosas por su localización y la ausencia de un barrio que la ampare.
Las características de la hermandad la han llevado a pensar siempre en una sede situada en el centro de la ciudad, donde al menos sus imágenes titulares puedan estar expuestas al culto público de manera regular.
Las opciones a priori más viables son la parroquia de San Miguel y la iglesia de San Francisco, si bien en este último caso se dan una serie de circunstancias que lleven a pensar en que quizá fuera la opción más viable para la nueva etapa que pretende iniciar la hermandad.
De entrada,
hablamos de un templo situado en una zona muy transitada de la ciudad, con numerosas horas de apertura y con una superficie lo suficientemente amplia para acoger la llegada de una nueva corporación. Además, debe tenerse en cuenta que
la Hermandad de las Cinco Llagas ejerció en su momento de madrina de la Hermandad del Resucitado, por lo que ya existe un vínculo previo entre ambas.
A todo ello debe sumarse el hecho de que la presencia de una nueva cofradía
facilitaría el mantenimiento diario de un templo que hace años perdió la presencia permanente de la comunidad de padres franciscanos.
Esa localización en el centro permitiría a la hermandad iniciar su salida procesional con anterioridad a la celebración de la Pontifical del Domingo de Resurrección en la Catedral, templo al que accedería una vez finalizada esa eucaristía. Por último, la escasa distancia que separa a la Catedral con la iglesia de San Francisco le permitiría además regresar a su sede entre las 14.00 y las 15.00 horas.
El presidente del Consejo local de la Unión de Hermandades, José Manuel García, ya se mostró meses atrás partidario de que la Hermandad del Resucitado abandonara el primer templo diocesano.