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28/04/2024  
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Jerez

'El deshielo', la película que ayuda a no juzgar a los que no pueden superar un trauma

La actriz y escritora belga Veerle Baetens debuta como directora con la adaptación al cine de la novela 'Se derrite' de la escritora Lize Spit

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La actriz y escritora belga Veerle Baetens debuta como directora con 'El deshielo', la adaptación al cine de la novela 'Het smelt' ('Se derrite'), de la escritora Lize Spit, un brutal relato de iniciación de una niña de trece años que arrastra hasta la edad adulta un trauma que acaba siendo insoportable.

"Me gustaría que la gente saliera de la sala y fuera más consciente de su entorno, que prestaran más atención a los que están a su alrededor, y sobre todo, que no se enjuiciara a la gente que no es resiliente, que no sabe luchar ni superar un trauma y que intenta ser feliz de otra manera", ha dicho Baetens en una entrevista con EFE por zoom desde su casa de Bélgica.

Conocida en España por su papel protagonista en la película 'Alabama Monroe' (2012), que le dio el Premio Europeo a Mejor Actriz de ese año, Baetens (1978, Flandes) se descubre ahora como una cineasta minuciosa y profunda (con imágenes cortan el aliento) en esta película que llega a los cines españoles el próximo 9 de febrero.

Adivina el acertijo:¿Por qué alguien viaja con un bloque de hielo?

Contada en paralelo desde la adolescencia de Eva (remarcable la actuación de la debutante Rosa Marchant) hasta que la adulta Eva (Charlotte De Bruyne) decide ajustar cuentas al pasado a su manera, la película da pistas desde el principio de por qué esa mujer tan dolorida arrastra consigo desde su nuevo hogar en Bruselas hasta su pueblo de la infancia un bloque de hielo, cuidadosamente preservado.

Eva pequeña es una niña alegre, a pesar de la adicción de su madre y las malas relaciones con el padre, que disfruta del verano con sus dos amigos del alma, los 'tres mosqueteros' Laurens (Simon Van Buyten) y Tim (Spencer Bogaert) quien acaba de perder a su hermano y desahoga su frustración golpeando un saco de heno en su pajar.

Les acompaña en sus excursiones en bici el 'Aserejé' de las Ketchup.

"Buscaba una canción que fuera famosa en 2002, siempre me encantó la escena en 'Los Goonies' cuando van cantando la canción de Cindy Lauper y quería recrearla (...) Ésta encajaba a la perfección, además me encanta España, voy a Cabo de Gata, a Almería. Lo que dice esta canción es que todo es inocente, es verano y hace calor", comenta Baetens.

Eva está secretamente enamorada de Tim y a sus trece años parece mucho más pequeña. Juegan a los acertijos, aunque solo como excusa para retar a chicas guapas a ir sacándose ropa si no los adivinan, para ella, un modo de 'pertenecer' al grupo. Y gracias a una adivinanza que sólo ella sabe -la del bloque de hielo-, los chicos siempre ganan.

Manejar el frágil material del que están hechos los actores

Baetens está convencida de que sus veintitantos años como actriz le han dado herramientas para manejar el frágil material del que están hechos los intérpretes; los niños, dice, más aún.

"Sabía lo que necesitaban: un lugar donde sentirse seguros, así que les creé una especie de hogar donde pudieran darlo todo. Porque un actor necesita libertad, pero también sentirse muy protegido", explica.

Hay una escena clave, bastante violenta, que la joven debutante Marchant encara con tal profesionalidad que admira: "Cuando rodamos tenía 16 años, aunque aparenta menos. Había leído el libro antes de hacer la prueba, lo que ayudó mucho -apunta la directora-. Pero ella es muy madura, muy adulta de pensamiento, muy inteligente y quería meterse en las emociones, quería ser otra persona y comunicar. Fue un regalo".

Seguir la novela fielmente, pero no tanto

Baetens dice que ha intentado ser 'leal' al libro lo más posible, que leyó la novela cinco veces. "Me llevó dos años entender que si era demasiado leal no saldría una película mía. Para mi, Eva adulta tenía que ser mucho más activa que en el libro; ella es un enigma desde el principio, pero ¿por qué?", se pregunta.

Y como espectadora, cree que hay dos escenas que no ocurren en el libro -cuando entra en la carnicería y cuando va a la fiesta- que si no estuvieran en la película "no lo entenderíamos ni podríamos seguir la historia, sería todo demasiado oscuro".

"Hay fantásticas metáforas literarias en la novela con las que no podíamos trabajar, ni con personajes tan fríos como los padres que aparecen. Son 'cositas', pero los lectores de la novela me dicen que hemos respetado las sensaciones que transmite, así que, muy bien, ¿no?", concluye. 

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