La tercera ola del coronavirus se ha confirmado ya como un tsunami que empieza a llevarse por delante los peores registros que la pandemia había dejado en Jerez y en toda Andalucía hasta ahora. Lo hace a una velocidad angustiosa para todos, pero especialmente para los profesionales sanitarios, que vuelven a estar al pie del cañón estos días y que viven en primera persona las secuelas de las reuniones familiares tras las fiestas navideñas. Así lo constata el propio personal del Hospital de Jerez, que advierte del vuelco que ha dado la presión asistencial en los últimos días ante el aumento de personas contagiadas que ingresan “por Urgencias”, unidad a la que están llegando “familias enteras”.
Anabel y Joaquín lo han sufrido en sus propias carnes hace sólo unos días. El virus ha entrado por las puertas de la casa de este joven matrimonio jerezano, padres de dos pequeños, Mario, de apenas un mes de vida, y Hugo de tres. A falta del resultado de la PCR del mayor de sus hijos, que no ha tenido síntomas de momento, los tres han dado positivo y llevan desde el fin de semana del 9 de enero confinados en casa haciendo cuarentena. Ella con su bebé en una habitación, y su marido, que hasta esta semana no ha dado positivo en la PCR tras dos test antígenos negativos, en otra con su hijo mayor. Lo peor ha sido el susto que se han llevado con su bebé, que ha tenido que ser ingresado cuatro días en el hospital.
“El día 3 mi marido empezó a resfriarse, pero parecía una congestión nasal. No le echamos mucha cuenta porque estamos con la baja, y no hemos salido a ningún lado, sólo a comprar; lo justo. A mi niño hay incluso familia mía que ni lo conoce”, relata a este medio su progenitora, ya más tranquila al ver que su niño “come bien” y que están todos juntos en casa después de que el martes le dieran el alta.
La preocupación llegó varios días después, cuando Joaquín le dijo que no olía nada, uno de los síntomas del coronavirus. Se hizo un test de antígenos en una clínica privada. Dio negativo. Lo peor es que a los dos días Anabel y el bebé empezaron con fiebre. “Al principio tenía 37,5 y tos pero de madrugada le subió a 39,5. Nos fuimos para el hospital y nos lo ingresaron, porque al ser tan pequeño, aunque la fiebre no fuera del coronavirus, siempre nos dicen que no esperemos a que le suba más de 38 los primeros tres meses. “Le pusieron la vía y fue mejorando”.
Sus peores presagios se cumplieron: le hicieron la PCR y dio positivo. El mismo resultado que su madre en el test de antígeno. Aunque en un primer momento a ella le aislaron en una habitación, al final los médicos le permitieron estar con su bebé y darle el pecho. Allí el personal la tranquilizó, explicándole que se habían dado poquísimos casos de bebés hospitalizados por Covid y que pese a ser tan pequeños no suelen presentar mayor complicación.
En el caso de su hijo, ni siquiera le atacó a los bronquios, pero Anabel estaba en un sinvivir. “Tiene un mesesito, no tiene defensas ninguna, y con todo lo que está pasando. El día que ingresó, me maldecía. Te comes mucho la cabeza, estás sin querer salir, sin que le conozca la gente ni le cojan en brazo, privándonos, y mira lo que nos ha pasado”, señala, tras reconocer que sólo era capaz de darle vueltas a la cabeza analizando cada uno de los movimientos de la pareja en los días previos.
“En Nochevieja estuvimos con mis suegros pero tomando todas las precauciones y con mascarilla porque llevábamos mucho tiempo sin verlos. Pero allí no se ha contagiado nadie, no sabemos cómo ha sido, pero mi madre (la abuela) también lo tiene, creemos que ha llegado por mi marido, haciendo la compra o en algunos de los encargos. Un día vinieron unos amigos a casa -prosigue-, y estuvimos en el patio con mascarilla. Se ve que con este virus nunca es suficiente los cuidados que se tengan”, añade.
Pese al positivo de ella y su pequeño, su marido volvió a dar negativo en el test de antígenos, aunque seguía sin estar bien del todo. Por eso esta última semana se ha hecho una PCR. “Tras una semana y media con síntomas ha dado positivo, y ahora estamos a la espera de saber el resultado de la PCR de Hugo”, señala. No le extrañaría nada que también estuviera contagiado “porque ha estado durmiendo con su padre”, pero, de momento, está bien.
Lo mejor de estos últimos días ha sido el reencuentro de los cuatro miembros de la familia en casa, aunque tomando todas las precauciones y llevando mascarillas, una vez que se confirmó el resultado de su marido. “Lo primero que mi hijo me dijo cuando me vio en el patio fue: ¿mamá tú me quieres?El pobre es muy pequeño, para él es complicado entender por qué su madre ha estado con su hermano en otro cuarto aislada y él con su padre”. Ahora lo que más desean es que el coronavirus se vaya por fin de su casa.