La escritura perpetua

Patadas Pepe

El fútbol español se ha topado con un justiciero al estilo del ‘Tío de la Vara’, el personaje ideado por José Mota: el defensa del Real Madrid Pepe. Porque Képler Laveran Lima Ferreira, alias Pepe, es un futbolista duro, pero no al estilo de Gregorio Benito, por ejemplo.


Heredia, un extremo derecho que pasó en los años 70 sin excesivo brillo por el Barcelona, lo dijo el pasado verano en el ‘Marca‘: “Goyo Benito repartía leña como un señor”. Esas palabras fueron corroboradas recientemente por otro futbolista de la época que reconoció haberse dirigido durante un partido así a Benito: “Señor Benito, por favor, no me pegue usted más”. Y aquel ’cinco’ del Madrid cambió inmediatamente de actitud. Incluso Iselín Santos Ovejero, defensa central del Atlético de Madrid en los años 70, repartía patadas como un auténtico caballero. En su debut con la camiseta del Zaragoza, equipo en el que se retiró del fútbol, Ovejero erró en el primer minuto de juego un despeje, dio con la puntera de la bota a un poste y derribó una portería de La Romareda. También Fernández, defensa del Granada, arrimó una patada a Amancio que le supuso 15 partidos de suspensión. Dice la copla que “la española cuando besa, es que besa de verdad”. En el fútbol español, cuando se pega, se pega de verdad. Y se pasa a la historia por una sola patada, como le ocurrió a Fernández. Pero Pepe sacude a medias, con la rabia boba de un adolescente, y cuando lo alumbran todos los focos. Por eso Pepe, ya está dicho, nunca podría protagonizar ’La máscara del Zorro’, como Antonio Banderas, sino ’El Tío de la Vara’, de José Mota. No está en la épica, sino en lo bufo. La patada que le arrimó en un error el pasado domingo en el Santiago Bernabeu a Arbeloa, su compañero de equipo, fue un episodio patético. Como el pisotón en la mano de Messi. O ese arreón de furia que lo condujo a golpear una y otra vez a Casquero, del Getafe, que estaba indefenso, tendido sobre el césped. Dicen sus amigos que Pepe es muy buena persona. Nadie lo duda. Pero debían indicarle el camino de la serenidad, del sosiego. O recordarle lo que escribió alguien: “El ser humano se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la trae consigo”.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN

Coronado
El asesino
Visítanos en Facebook
Visítanos en X
Visítanos en Linkedin
Visítanos en Instagram
Recibe tu periódico a través de Whatsapp
Visítanos en TikTok
RSS
NEWSLETTER