Me encuentro realmente sorprendido por las noticias que vengo oyendo sobre los disturbios en Burgos. He tenido la suerte de visitarla haunos días y disfrutr con sus magníficas Catedral y Cartuja de Miraflores, y me he encontrado con una ciudad tranquila y tremendamente apacible, que sin embargo unos días después parece estar tomada por los disturbios callejeros todas las noches. Es evidente que soy absolutamente ajeno a esa problemaática que se plantea de la conversión de una calle en un boulevard y las supuestas relaciones con la corrupción urbanística a que se alude como causa remota de todo ello. Pero simplemente no logro entender desde mi situación de ciudadano de a pie todo eso que está ocurriendo.

Ya son varios los días en que noche tras noche se produce, no una simple protesta o manifestación, sino una auténtica guerrilla callejera con quemas de contenedores o de la caseta de los trabajadores, con ataques a la Policía y con toda una asamblea vecinal increpando a las fuerzas de seguridad. Incluso las asociaciones de periodistas han tenido que denunciar el acoso que se produce a los medios comunicación a quienes se increpa continuamente y se impide realizar su labor de informar, lo cual en mi opinión deslegitima casi totalmente a aquellos que sostienen situaciones de este tipo y que lo que pretenden es que no se difunda lo que realmente sucede.

Todo ello es una muestra de una sociedad que no sabe resolver esos conflictos, lo cual no puedo llegar a comprender. Pero es que tampoco logro entender la actuación del Secretario de Estado de Seguridad, que habla de grupos violentos itinerantes “bien conocidos” y “tremendamente violentos” que consiguen desplazarse y eludir la acción policial y que presenta todo ello como una justificación de un cambio normativo que dice ineludible. Habrá que cambiar las leyes en cuanto sea necesario para adaptarlas a las realidades cambiantes, pero simplemente pienso que es absolutamente vergonzoso que se nos diga que individuos que se dedican a realizar constantemente actuaciones como éstas y a provocar esos daños enormes están perfectamente localizados y sean conocidos por la Policía y no sean capaces de evitar ese tipo de agresiones.

Y en medio de esa locura, he oído a vecinos diciendo que no hay vandalismo porque si se ha hecho daño ha sido a sucursales bancarias, y entonces no tiene improtancia y más bien se lo merecen.

Debemos estar todos locos cuando encima leemos que alguien como el presidente del PNV en una manfiestación que convoca entre otros su partido con Bildu diga que se siente decepcionado por los gritos que se pronunciaron en defensa de los presos de ETA, lo cual entre otras cosas produce el sonrojo de pensar que pueden dirigir partidos personas que pueden decir que esperaban que esos acompañantes cumplieran cualquier acuerdo o actuaran de foma silenciosa. Es verdaderamente ridículo y para mí sigue siendo incomprensible y muestra una vez más de que tenemos una sociedad absolutamente enferma en muy diversos sentidos.