La cerveza Victoria abrió este jueves las puertas de su nueva fábrica en Málaga en vísperas del Día de la Victoria, patrona de la ciudad que da nombre a la cerveza, tal y como ha explicado el responsable de mercadotecnia y relaciones públicas de la fábrica, Sergio Ragel. "Hemos venido para quedarnos" anunció Ragel quien aseguró que nunca se marcharon, sino que tan solo se dejó de producir en la ciudad que vio nacer a la cerveza "malagueña y exquisita" como cita el lema de la empresa.
"Es un día histórico para Málaga que vuelve a ver cómo su cerveza regresa a casa" al único territorio donde esta se distribuye, aunque Ragel mostró su deseo de que Victoria pueda ver más allá de Málaga y provincia y salir de Andalucía. Por su parte, el responsable de la elaboración de Victoria en la fábrica, Eduardo Sall, explicó que la inversión inicial se sitúa entorno a los seis millones de euros y que la apertura de las instalaciones cerveceras han creado cuarenta empleos directos.
El también maestro cervecero adelantó que se invertirán quince millones más para aumentar la producción, que actualmente tiene una capacidad de fabricación de unos tres millones de hectolitros, aunque ahora producen sobre 1.200.000.
Sall concretó que la fábrica lleva tres semanas produciendo y que todo el proceso tiene un control de calidad, donde se analizan los ingredientes, además de hacerle unas pruebas microbiológicas para comprobar que no haya nada tóxico.
El maestro cervecero también relató cómo es la cata de esta cerveza "dorada y brillante", que posee "burbujas finas y abundantes, además presenta un toque de fruta madura y mucho olor a levadura, del mismo modo que en el paladar hay un equilibrio entre dulzor y amargor, que la hace "tan especial".
También, avanzó que en las instalaciones se realizarán diversas actividades culturales, como firma de libros, y que se dará espacio a los artistas malagueños que no "encuentran su espacio".
Uno de los arquitectos del estudio encargado de la realización del proyecto, Antonio Galisteo, compartió que no es una fábrica al uso, sino una factoría abierta "con vocación ciudadana".
Galisteo explicó que la cervecera quería enseñar el uso industrial de ahí las fachas acristaladas, donde todas las partes de la fábrica están conectadas para que "así el visitante obtenga una experiencia sensorial, y los que vengan a visitar el proceso se llevase esa experiencia a sus casas".
