Benjamin Franklin, Thomas Alva Edison y otros nombres de la historia de la humanidad eran masones. Un término para muchos oscuro, para otros enigmático y que otros directamente desconocen. Felipe Llanes, que en estos días ha sido ponente en los curso de verano de la UNIA, intenta en la conversación aclarar cualquier tipo de cliché sobre la masonería.
-¿Es posible definir la masonería?
–Por supuesto. Es una institución filantrópica, humanística, espiritual, iniciática y cuya función más de manual es un sistema de moral peculiar que está basado en símbolos y alegorías dentro del trabajo masónico.
-¿Descartamos que sea una secta?
–Secta quiere decir división en su sentido más peyorativo, si hablamos de secta destructiva. Muchas formaciones tuvieron sus orígenes como sectas lo que pasa es que eso se sigue utilizando. La masonería no debe considerarse así porque es una institución y un grupo de gente, honrada, buena y honesta que no destruye a nadie y que tiene las puertas abiertas para salir el que no quiera estar.
-La masonería se define como defensora del conocimiento, del saber, de la filantropía, como citaba antes, ¿por qué entonces siempre se ha mantenido en secreto?
–No siempre se ha mantenido en secreto, sí cuando se ha perseguido por tiranías, por personas intransigentes, por dictaduras…Lógicamente cuando te persiguen pasas a la clandestinidad. Cuando no es así, como en España ahora, la masonería está registrada y puedes encontrarla en la guías telefónicas o en las páginas web.
-¿Y por qué la persiguen?
–La persiguen personas intolerantes que quieren un pensamiento único . La masonería dice que hay que racionalizar las ideas. Entonces, no eres bienvenido.
-¿Ha dejado de estar mal visto ser masón?
– En España sí estaba mal visto por la persecución de la dictadura de Franco pero en otros países no sólo no está mal visto sino que es un orgullo y un honor.
-¿Un masón se hace, se capta, se busca?
–La masonería no hace proselitismo. La persona que se entera de lo que verdaderamente hay dentro de ella, inmediatamente quiere disfrutarlo.
-En la democracia se ha intentado ir borrando tabúes de la dictadura. ¿Dejar de ver mal a la masonería se ha conseguido?
–Hoy en día creo que ya nadie ve a los masones con cuernos y rabo.
-O sea que el ‘contubernio judeomasónico’ ya no está en vigor…
– (Risas)Eso nunca existió. Eso fue un invento.
-Recientemente ha sido elegido Soberano Gran Comendador. ¿Qué retos se marca?
–Los retos son muchos y yo tengo ahora uno muy importante que es conseguir locales propios, no en renta, para lo cual hace falta medios económicos y esto no puede venir si no es mediante el reconocimiento del resto de la sociedad de que la Masonería es honorable. Tiene el reconocimiento de honorabilidad aceptado por el Parlamento andaluz y por el Ayuntamiento de Córdoba. Esto tiene que ir a más y quitarse la losa que hemos tenido.
-A nivel de Andalucía y de Málaga. ¿Tiene mucha actividad la masonería?
–En Málaga hay dos logias y un capítulo Rosacruz. Ya hay centros donde se pueden reunir. En el caso de Andalucía la masonería empieza a ser pujante.
-¿Cuál es el papel de la mujer?
–Es muy importante. La mujer es la mitad de la humanidad y la masonería, como cualquier otra institución u organismo, es como un pájaro: necesita las dos alas para volar.
-Uno de los rasgos del masón es ser adogmático. ¿Cómo analizan la situación mundial dado el crecimiento de los fundamentalismos religiosos y políticos?
–Ocurre que debido a una teocracia, una dictadura militar o al egoísmo de líderes que no miran el bien común el resultado es desastroso. Ojalá hubiera habido más masones para expandir hacia los demás unos de sus primeros principios: extender las relaciones de amor.
-¿Y sobre la situación nacional donde tanto se habla de los nacionalismos?
–La masonería es universal por eso no casa muy bien con el nacionalismo, casa mejor con el patriotismo.
-Como médico, ¿cómo afronta el triángulo masonería, cirugía y recortes en sanidad?
–La inteligencia del político se base en sacar el mejor resultado de los recursos y hay que ser inteligente para saber en qué se recorta y lo último sería en salud, educación e investigación.