La cola fosilizada de un joven dinosaurio que vivía en una pradera en el sur de Alberta, Canadá, alberga los restos de un tumor de 60 millones de años.
Investigadores de la Universidad de Tel Aviv (TAU), dirigidos por la doctora Hila May del Departamento de Anatomía y Antropología de la Facultad de Medicina, han identificado este tumor benigno como parte de la patología de HCL (Histiocitis de células de Langerhans), una enfermedad rara y a veces dolorosa que todavía afecta a los humanos, especialmente a los niños menores de 10 años.
Los investigadores, que publican resultados en 'Scientific Reports', vieron "un hallazgo inusual en las vértebras de la cola de un joven dinosaurio de especie herbívora, común en el mundo hace 66-80 millones de años", explica May. "Había grandes cavidades en dos de los segmentos de las vértebras, que fueron desenterrados en el Dinosaur Provincial Park en el sur de Alberta, Canadá", añade.
Fue la forma específica de las cavidades lo que atrajo la atención de los investigadores. "Eran extremadamente similares a las cavidades producidas por los tumores asociados con la enfermedad rara HCL que todavía existe hoy en los humanos --agrega May--. La mayoría de los tumores relacionados con HCL, que pueden ser muy dolorosos, aparecen repentinamente en los huesos de niños de 2 a 10 años. Afortunadamente, estos tumores desaparecen sin intervención en muchos casos".
Las vértebras de la cola del dinosaurio fueron enviadas para un escaneo avanzado. "El micro-CT produce imágenes de muy alta resolución, hasta unas pocas micras --explica la científica--. Escaneamos las vértebras de dinosaurios y creamos una reconstrucción computarizada en 3D del tumor y los vasos sanguíneos que lo alimentaron. Los análisis micro y macro confirmaron que, de hecho, era HCL. Esta es la primera vez que se identifica esta enfermedad en un dinosaurio".
Según May, los sorprendentes hallazgos indican que la enfermedad no es exclusiva de los humanos y que ha sobrevivido durante más de 60 millones de años.
"Este tipo de estudios, que ahora son posibles gracias a la tecnología innovadora, hacen una contribución importante e interesante a la medicina evolutiva, un campo de investigación relativamente nuevo que investiga el desarrollo y el comportamiento de las enfermedades a lo largo del tiempo", señala el profesor Israel Hershkovitz del Departamento de Anatomía y Antropología de TAU.
"Estamos tratando de entender por qué ciertas enfermedades sobreviven a la evolución con el objetivo de descifrar qué las causa para desarrollar formas nuevas y efectivas de tratarlas", concluye.