La Policía está investigando si las dos personas que el pasado miércoles mataron a machetazos a un soldado británico en el sureste de Londres actuaron solos o, por el contrario, son parte de una conspiración mayor.
Según Reuters, las fuerzas de seguridad están interrogando al hombre y a la mujer que detuvieron ayer en Londres por su presunta relación con este atentado para determinar sus vínculos con milicianos en Reino Unido o en el extranjero.
Fuentes cercanas al caso han revelado a Reuters que al menos uno de los dos supuestos autores del ataque terrorista es de origen nigeriano y que, aunque todavía no han podido confirmarlo, creen que el otro también lo es.
Al parecer, los investigadores británicos han averiguado que uno de los sospechosos estaría interesado en unirse a la secta islamista Al Shabaab, que actúa en Somalia.
Sin embargo, fuentes del Gobierno de Nigeria, donde actúa Boko Haram, han negado a la agencia de noticias británica que los sospechosos quisieran unirse a los grupos insurgentes de África Occidental.
Una fuente ha revelado que el MI5 conocía a los dos agresores por sus vínculos islamistas. Otra fuente a apuntado que, a pesar de ello, el ataque era miu difícil de prevenir debido a la multiculturalidad de Londres y a la sencillez del ataque.
El suceso ocurrió en el barrio de Woolwich, cuando dos hombres armados atacaron a Lee Rigby, un joven de 25 años que trabajaba como tamborilero en el Regimiento Real de Fusileros, según ha informado el Ministerio de Defensa.
Varios testigos han explicado a Sky News que los dos atacantes gritaron 'Allahu Akbar' (Alá es grande) mientras agredían a Rigby y que pidieron a varios transeúntes que tomaran fotos. Uno de ellos incluso aparece en un vídeo poco después del crimen, ensangrentado y con cuchillos en las manos, antes de que la Policía le abatiese.
A su llegada al lugar, las fuerzas de seguridad abatieron a los dos agresores, que resultaron heridos, por lo que se encuentran ingresados en distintos hospitales de la capital británica, sin que hayan trascendido detalles sobre su estado o identidad.
El Gobierno británico ha asegurado que se trata de un "ataque terrorista", por lo que han activado el estado de alerta. Además, la Policía Metropolitana de Londres ha desplegado 1.200 efectivos para evitar la violencia religiosa.