El tiempo en: Rota
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Ronda

\"Los garbanzos negros son los que más se notan tristemente en los partidos\"

RONDA SEMANAL habla con Jesús Vázquez tras ser nombrado diputado nacional en el Congreso. Vázquez, uno de los hombres fuertes del PP rondeño, se ha demostrado nuevamente uno de los pesos pesados de su partido en Málaga

Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
  • Vázquez en RONDA SEMANAL -

Este martes pasado Jesús Vázquez fue nombrado diputado nacional en el Congreso. El concejal rondeño, que en su día afirmó que este nombramiento supondría una especie de guinda a una carrera política que suma un cuarto de siglo, deja sin embargo abierta la puerta ante las próximas elecciones locales. Vázquez, consciente de su posición de liderazgo en el PP rondeño, del que es uno de sus principales valores, asegura que seguirá estando, como hace ahora, adonde le pida su partido.

¿Cómo se encuentra? ¿Cuánta es la responsabilidad?
—Me encuentro bien, tranquilo. Consciente de que este es un momento importante en mi vida política. Asumiendo la responsabilidad que mi partido ahora, como los electores en su momento, decidieron que tuviera. Lo importante es que asumo esta nueva responsabilidad con serenidad y tranquilidad, sabiendo que desde el Congreso intentaré traerme para Málaga, y en concreto para Ronda, todo lo que pueda. En este tiempo que queda de legislatura daré lo mejor de mí para que redunde en el bienestar de los malagueños y los rondeños.
¿Cómo fue el momento de su nombramiento?
—Llevo muchos años en la tarea política, y aunque la experiencia ha sido nueva e importante, muy importante, esto es una culminación de más de 20 años en la política activa. Acogí el momento con mucha tranquilidad.
Hagamos memoria. ¿Cómo recuerda su llegada a la política cuando era aún muy joven?
—Fue en el año 1979, y era, en efecto, muy joven, puesto que nací en el año 63. Ese año 1979 participé activamente en las elecciones con las Juventudes de la UCD, y tengo un recuerdo extraordinario de aquellos momentos, de los compañeros, y especialmente de Bartolomé Calderón Clavero, veterinario como yo, que fue entonces la cabeza de lista; recuerdo a Ramón Corrales, Pepe Ortega, Javier Carrasco, Juan Márquez, Vicente Ordóñez… Eran todos ellos unas personas exquisitas y trabajadoras por su pueblo, y con ellos me vinculé cuando tenía pocos años a la política. En todo este tiempo, está claro, ha habido etapas; y cuando he estado más implicado ha sido en estos últimos tiempos, porque hasta ahora había venido compaginando mi trabajo como veterinario de salud pública con ese otro trabajo a favor de la sociedad. Lo he llevado a la sangre; mi padre fue teniente de alcalde durante ocho años; era un hombre muy participativo, no había sitio donde no estuviera metido, y mamando eso en mi casa, la inquietud política siempre me ha acompañado.
Fue también diputado, y concejal en Pujerra. ¿Cómo fueron esos años?
—Estupendos. Mis mejores años los he pasado en Pujerra, donde estuve 16 años, y la gente era cariñosísima conmigo. Y entonces estuve dos legislaturas como diputado. A Pujerra llegué también por mi padre; en aquellos años no era fácil ser concejal del Partido Popular en una comarca donde dominaban el PSOE y el Partido Comunista; y no había ni listas ni gentes que quisieran ponerse al frente de esas listas. Y a través de Gaspar Cózar Mena, alcalde de la UCD en Pujerra, que era muy buen amigo de mi padre, que fue médico 25 años de toda esa parte de la Serranía, me pidieron que fuera allí. Yo siempre he sido muy disciplinado, y allí fui con todos esos vínculos. Y no me arrepiento de lo más mínimo, sino al revés. Estoy muy agradecido al pueblo de Pujerra.
Durante ocho años, decía, fue también diputado…
—Estuve 8 años como diputado y, es una anécdota, no fue tampoco una elección directa, como no lo ha sido ahora.  Parece que mis accesos a los distintos cargos no han sido directos, sino por la cola. En esta ocasión, cuando me pidieron ir en la lista al Congreso, iba el nueve de diez nombres, porque, aún pudiendo haber ido en puestos más altos, pedí al presidente provincial de mi partido ir por detrás con las viejas glorias. Entonces ocurrió igual; iba de repuesto pero entré de diputado. Y fue una experiencia maravillosa. Quien está en política, y no me refiero a los chorizos, está porque quiere trabajar decentemente por los demás, en la medida que mejor sepa o entienda. Eso es lo que mamé en mi casa, y lo que yo entiendo por la política.
¿Cómo se define, personal y políticamente?
—Soy una persona llana y sincera. Y también sin ningún tipo de ataduras, porque no necesito la política para vivir, situación que podría obligar a alguien a no ser libre o entrar por determinados sitios en política. Pero yo he sido muy libre siempre, y nadie me ha obligado en política a hacer lo que no quisiera hacer. Me considero un hombre honrado y trabajador, lo que no significa que no tenga abuela, sino que me considere con los deberes hechos, repartiendo además cariño. Mi padre siempre me dijo que para hacer bien algo debía imprimir humildad y cariño a esas cosas. Soy un hombre de la calle, muy sencillo.
Sin embargo, es usted diputado, y llega al Congreso justo en mitad de una feroz polémica por el caso de los viajes de algunos de los diputados de su grupo político. Existe un gran malestar entre los ciudadanos; ¿qué cosas hay que cambiar?
—En estos momentos se conjugan determinados garbanzos negros, de corrupción, en todos los órdenes de la vida, tanto en la política como en el empresariado o el sindicalismo, con una gran situación de crisis. Pero hay que recordar que los garbanzos negros son muchísimos menos que los garbanzos blancos. Y que cuando esos garbanzos negros hacen tantísimo ruido, hay mucha más gente trabajando mucho y dando la cara todos los días por los demás desde la política. Ocurre que a los sinvergüenzas se les nota más. Yo quiero lanzar una pica en Flandes no sólo por los políticos, sino por los sindicalistas que cumplen maravillosamente su función, por los empresarios y todos aquellos que están implicados en la vida pública y hacen bien las cosas. Pero es entendible que en una situación económica bastante mala, porque aunque estamos saliendo de la crisis aún los ciudadanos no lo perciben ni lo ven, las personas estén enfadadas, desde la debilidad que sufren hoy muchas casas y familias, cuando se dan determinadas actitudes en la vida pública. La crisis, unida a tanto sinvergüenza, está generando una lógica desazón, si bien hay que defender el buen trabajo de miles de servidores públicos entregados a hacer bien las cosas.
Pero, ¿no habría que modificar algunas cosas? ¿Cree que existen privilegios en lugares como el Congreso?
—No sé si existen privilegios, pero no creo que los haya. El quid de la cuestión está en el buen uso que se haga de las cosas. Es como lo de la mujer del César. Con esto le digo que los políticos, que no somos extraterrestres, sino ciudadanos, personas normales, debemos hacer un buen uso de las instituciones. Alguien me decía hace unos días que ya era hora de que alguien ‘normal’ entrara al Congreso, y yo opino que todos somos normales. Y respecto a esos privilegios de que usted habla, que no quiero eludir la pregunta, no creo que sea ilógico que me paguen el viaje de Ronda a Madrid para ejercer mi función; pero sí le digo que a mí no me verán, se lo aseguro, viajando a ningún sitio adonde no tenga que ir por las razones que sea. Hay que acabar con el mal uso del dinero público; la gestión racional del dinero público es algo que debemos poner en valor.
¿Estará en la próxima lista electoral del PP en Ronda? La alcaldesa dijo hace unos días que aún no hablado con ninguno de ustedes…
—Conmigo no ha hablado la alcaldesa; no me han preguntado pero es que tampoco tengo nada aún claro. A mí el pueblo ni me aclama ni me llama, porque aquí nadie es imprescindible ni insustituible; entiendo además que hay que ir dando siempre paso a caras nuevas… Pero con todo esto no le digo que ni sí, ni no, ni todo lo contrario. Yo estoy a disposición de mi partido; y si puedo ser útil al pueblo de Ronda, ahí estará mi voluntad. Yo apoyaré en lo que haga falta, y si me piden que esté, seguiré. Y si no, pues para mi casa, que estaré allí muy bien.
¿Cómo ve el clima político en Ronda respecto a su partido? ¿Desgasta mucho gobernar?
—Lógicamente gobernar desgasta, pero esperemos que el desgaste sea lo más leve posible. La situación que encontramos cuando llegamos al Ayuntamiento no se la deseaba yo a mucha gente. Ha sido una legislatura muy difícil, en la que hemos intentado racionalizar el gasto corriente, que devoraba al Ayuntamiento, y, con todo, se han hecho muchas cosas, algunas sin que el ciudadano haya notado esas cosas, como crear una agencia única para ahorrar los costes; o hablar con los trabajadores para racionalizar también el gasto de personal. Y quiero por ello agradecer el papel de la Diputación; nunca antes creo que se haya apostado tanto por Ronda, con inversiones que, de no ser por Diputación, hubieran sido imposibles. Hemos logrado mantener decente y dignamente los servicios; hemos ahorrado y ya pagamos a 60 días a los proveedores. Tras circunstancias muy anómalas, creo que es para estar satisfechos, aunque quede muchísimo por hacer, y aunque hayamos tenido que decir ‘no’ muchas veces, porque el ‘sí’ es imposible siempre. Respecto a los errores, que son lógicos y existirán siempre, creo que se ha perdido perdón cuando nos hemos equivocado. Y por todo ello le digo que pienso que, en líneas generales, hay una buena percepción de lo que hemos hecho estos últimos años. Hasta las elecciones, esperamos poder rematar muchos de los proyectos que hemos iniciado.
Hablando de esos proyectos, parece que les será difícil sacar adelante la nueva estación de autobuses. El PA asegura tener dudas; ¿las entiende?
—Desde mi humilde punto de vista, como un miembro más del equipo de Gobierno, esperaré a que mis compañeros del Partido Andalucista presenten esas alternativas que dicen tener y que creen más viable. Hablando se entiende la gente, y lo veremos. Pero sí le recuerdo que la estación de autobuses como está planteada también fue aprobada por el PA en su momento. Pero a esperas estamos que nos digan y nos presenten alternativas, esperando que sean las mejores para todos los rondeños. 
¿Cómo lograrán que el Centro del Vino no sea otro edificio muerto más?
—Con todo lo que se ha planteado para este centro, que ya esta misma semana ha tenido una actividad, un foro agroalimentario. Se van también a inaugurar estos días los másteres en enología y viticultura de la UMA, con aulas ocupadas cinco meses… Para el centro hemos pensado tres pilares: el de la formación, el de la divulgación con la historia del vino en Ronda y su comarca, y el de la gestión, concretamente para la Ruta del Vino de Ronda y la Serranía. Vamos a integrar en el centro a los sectores que conforman esa ruta: desde los hosteleros hasta los guías turísticos, las propias bodegas o la restauración… se trata buscar sinergias para promocionar todos los productos serranos, con el vino como buque insignia. La finalidad es crear empleo, trabajo y riquezas en base a nuestros productos.
Han firmado ustedes un acuerdo con la Asociación Catalina Guerrero para poner en marcha un proyecto de equinoterapia asociado a la parada de sementales. ¿Cómo va el proyecto?
—En su día tuvimos claro que la equinoterapia era un proyecto a poner en marcha en estas instalaciones, y gracias a la Asociación Catalina Guererro y a Paco, su incansable gerente, estamos haciendo una importante labor. Vamos a tener unas primeras jornadas de introducción a la equinoterapia allí en breve, y ahora estamos remodelando la accesibilidad al recinto. Ha quedado demostrado que la relación con los animales ayuda a determinadas personas con discapacidad.
Una última cuestión. ¿Llegará el AVE de verdad alguna vez a Ronda?
—No tengo una bola de cristal, y mi opinión se basa en una impresión personal porque tampoco tengo datos. Lo que ahora sabemos es que se pretende conectar mejor el puerto de Algeciras, como principal puerto de España y como uno de los mayores de Europa, de manera que haya la suficiente rapidez para llevar la mercancía a Europa, lo que se consigue con una línea de altas prestaciones. Nosotros estamos en esa vía, y por ello nos van a poner esa nueva línea, pero eso no significa que vayamos a tener el AVE, sino que el Talgo que venga hasta Ronda llegue 20 minutos antes, lo que ya es importante. Si después habrá AVE o no, no lo sé, porque sin ser ingeniero, sí que sé que el AVE necesita una doble vía y que de momento sólo hay una, aunque se modernice. Tendremos un Talgo más rápido, y de momento creo que eso, que es también estupendo, es lo único que hay.
Pues ustedes mismos, en su partido, han hablado del AVE, cuando hay quien les acusa de no creer en el proyecto del AVE…
—Ya le digo que no tengo datos para poder responder a este asunto. Y que creo que como no puede haber una universidad en cada pueblo, tampoco puede haber un AVE en cada lugar. Habrá una línea de altas prestaciones, y es cierto que la burra ya la hemos vendido bastante entre todos. Yo sólo me puedo comprometer a luchar todo lo que pueda por mejorar la actual situación de las comunicaciones en Ronda.
Que tenga mucha suerte...
—Muchas gracias.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN