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?La II República frenó en seco el auge cofradiero de los años veinte?

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  • De la Rosa, con su último trabajo de investigación.
  • Entrevista a Antonio de la Rosa

Antonio de la Rosa Mateos acaba de publicar un interesante trabajo que analiza la incidencia de la II República en la Semana Santa de Jerez. La obra ha sido patrocinada por la Fundación Teresa Rivero, destinándose sus beneficios a la obra social de la Asociación Obispo Rafael Bellido.

—¿Cómo surge la idea de hacer un libro de estas características?
—Desgraciadamente en Jerez existen muchas lagunas a nivel bibliográfico. Hace unos años realicé un trabajo sobre los cultos de la Hermandad de San Miguel en tiempos de la II República y me dí cuenta de que no había nada. A partir de ahí me animé a hacer el libro.
—¿De qué fuentes bebe el libro?
—He pretendido hacer una reconstrucción de aquellos tiempos, basándome en la prensa local de la época y los archivos de las propias hermandades. Lo que he pretendido es que el lector se involucre de manera que tenga la sensación de haber vivido esa época.
—¿Cómo vivieron las cofradías la llegada de la II República?
—Fue un periodo difícil para las hermandades. En la década de los años veinte había cambiado la estética de la Semana Santa, con la llegada de algunos palios sevillanos y la incorporación del mecenazgo. En Jerez no existieron los problemas que se dieron en Sevilla o Málaga, donde se perdieron iglesias e imágenes titulares, pero en mayo de 1931 sí se asaltaron conventos. A ello se sumó la Constitución Republicana, con artículos en contra de la Iglesia Católica. Este conjunto de circunstancias llevó a las cofradías a no procesionar en 1932, celebrando solemnísimos cultos en sus templos.
—En 1934 volverían a salir algunas cofradías.
—La única que lo hizo fue la del Cristo de la Expiración, en una jornada ciertamente histórica. Se registraron algunas detenciones, pero la cosa no pasó a mayores. En 1935, con el Gobierno de la derecha, no hubo ningún problema y de hecho la práctica totalidad de las cofradías decidió salir a la calle. No lo hicieron El Desconsuelo, La Piedad y El Prendimiento, porque arrastraban problemas de índole económico.
—En 1936 volvió a cambiar el clima político.
—Efectivamente. Las hermandades decidieron no salir, salvo la del Cristo de la Expiración, que lo intentó por todos los medios, sin embargo no obtuvo la autorización ni del Gobierno civil ni de la Alcaldía. La hermandad llegó a montar los pasos en su ermita y la autoridad le obligó a bajar a las imágenes temiendo de que finalmente salieran a la calle. El Viernes Santo fue en cualquier caso histórico, ya que fueron miles los jerezanos que pasaron por la ermita de San Telmo.
—¿Cómo se vivieron los meses previos al estallido de la Guerra Civil?
—Los incidentes eran cada vez más habituales, lo que llevó a muchas cofradías a retirar del culto público a sus imágenes, que llegarían a esconderse en casas particulares. Está documentado, por ejemplo, que el Señor del Prendimiento se escondió en una casa de la calle Merced. El relato histórico concluye con el inicio de la Guerra Civil. Usando la terminología de la época, Jerez quedó en territorio nacional, por lo que las hermandades no volverían a sufrir este tipo de problemas.
—¿Qué efectos dejó finalmente la II República en las cofradías de Jerez?
—Como ya he dicho anteriormente, las hermandades de Jerez habían experimentado un auge muy importante en la década de los años veinte, que fue interrumpido en seco en este periodo. Sin embargo, las hermandades demostraron su madurez y supieron mantenerse vivas a pesar de la convulsión política. También hay que tener en cuenta que las cofradías siempre contaron con el apoyo popular, como demuestra el hecho de que no se registraran incidentes de la magnitud de los ocurridos en otras ciudades andaluzas. Eso no quita que se interrumpiera una etapa ascendente, ya que había sido en la década de los veinte cuando de alguna manera se había puesto en pie la Semana Santa que hoy conocemos.

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