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Mal verano para los chiringuitos

Los chiringuitos, establecimientos veraniegos por antonomasia, están pasando un mal verano debido al menor consumo por parte de portuenses y el descenso en la llegada de turistas este verano

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  • El chiringuito de la popular playa de Valdelagrana se queda vacío con la entrada de septiembre, a pesar de que aún quedan días de verano.
Este verano no se está caracterizando por las ventas en ningún sector comercial ni empresarial de El Puerto, es más muchos comerciantes y empresarios afirman que este ha sido uno de los veranos en los que menos beneficios han obtenido. Esto no tendría mayor importancia en la mayoría de los comercios que pueden compensar las bajadas en ventas en unas fechas con las subidas en otras, sin embargo, este hecho es bastante notable en los establecimientos que se dedican al comercio solamente en verano, como es el caso de los chiringuitos.
Muchos dueños de chiringuitos de las playas de la ciudad afirman que aunque ningún verano es malo del todo, ya que siempre hay muchos clientes y se saca un buen rendimiento del negocio, este verano está siendo especialmente difícil para ellos. Muchos explican que el descenso en la llegada de turistas este verano se ha notado bastante porque son ellos los principales clientes de este tipo de establecimientos. Para algunos el hecho de que este verano se haya notado un descenso en la llegada de turistas ha sido determinante y, además, los empresarios de chiringuitos aseguran que “la mayoría de los turistas que se han acercado este verano a El Puerto no lo han hecho con el espíritu de otros años” y que “se han cortado mucho más” a la hora de consumir.
Un hecho bastante notable para los comerciantes ha sido también cómo está afectando la crisis a los portuenses y al resto de vecinos de las otras localidades de la Bahía de Cádiz que se acercan a las playas de El Puerto. Y es que, según declaran los afectados, “hasta hace poco había una costumbre bastante arraigada de acercarse al chiringuito o bien para tomarse un helado o para tomarse un café. Pero los veraneantes este año han preferido limitarse a las cosas que traen ya de casa y no consumir en los chiringuitos”.
Otra costumbre cada vez más consolidada tanto entre turistas como entre veraneantes de las localidades de la zona y los mismos vecinos portuenses es la de llevarse siempre la comida a la playa y no comer en ninguna ocasión en los chiringuitos. Muchos turistas prefieren hacerse de comer en los pisos de alquiler o comprar comida en los establecimientos dedicados a la alimentación para abaratar los costes y reducir el consumo en bares, que supone un incremento notable en el presupuesto de gastos en verano.
Los comerciantes señalan que una vez llegado septiembre la campaña está prácticamente hecha y que no esperan engordar mucho más el consumo en lo poco que queda de verano. Este ha sido un verano mucho más duro para algunos, aunque todos subrayan que “la cosa no ha sido tan grave” como esperaban y que, aunque la crisis se ha notado bastante y el turismo ha descendido, “las ventas han salido adelante a pesar de que el beneficio ha sido algo menor que otros años”.

Mirando en qué gastar

Una práctica que sí se ha venido desarrollando y que han destacado todos los propietarios de este tipo de establecimientos es que este verano, a diferencia de períodos vacacionales anteriores, el público se ha cuestionado mucho más el consumo.
Algunos hosteleros declaran que donde antes una persona consumía varios refrescos y cervezas y alguna tapa que otra, este verano se ha podido observar cómo los consumidores “eran capaces de pasarse todo el tiempo con un refresco o una cerveza y sin consumir nada más”.
Esta actitud ha provocado un descenso en las ventas que sí se ha notado en los chiringuitos en los que se ha podido observar terrazas llenas, pero con gente consumiendo al mínimo.
Se mantienen, sin embargo, los días de ventas máximas que le han dado un respiro a estos chiringuitos y es que durante los meses de julio y agosto y los viernes, sábado y domingo, estos establecimientos han “hecho su agosto”. Un verano por tanto difícil, pero que los chiringuitos han sabido soportar compensando los días duros y el menor consumo con días claves y ofertas que han atraído a los clientes.

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