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La triatlón ‘Villa de Rota’ más popular celebra el éxito de una edición muy renovada

El circuito, empezando por el lugar de la salida, fue uno de los cambios principales de una competición en la que volvió a arrasar el joven Rubén Vela

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  • Rubén Vela, a su llegada a la línea de meta en la calle Higuereta -

Al final de cada evento deportivo celebrado, se valora su transcurso, así como los principales problemas a los que se ha enfrentado y las posibles mejoras a implementar de cara a un futuro para asegurar una experiencia aún más satisfactoria de cara a futuras ocasiones. Es esto exactamente lo que ocurre cada año tras la celebración de la clásica Triatlón ‘Villa de Rota’; la competición reina de la localidad que echa el cierre habitual al verano deportivo. El triatlón cuenta con una historia dilatada de éxito a sus espaldas, aunque, cada edición que pasa, todas las partes implicadas buscan atar cada cabo y pulir cada detalle hasta que el resultado reluzca por sí mismo. No es para menos. Es la competición referencia del municipio. La joya de la corona. Es la proyección de su propia imagen.

Uno de los cambios que se introdujeron hace ya varios años fue en el recorrido para dar entrada a un atractivo tramo en la Base Naval que, al final de cada competición, siempre resaltan todos los triatletas, completamente asombrados ante la grata impresión que causan las imponentes vistas del recinto militar. De cara al comienzo de esta 27ª edición, la organización decidió apostar por una renovación prácticamente total del recorrido: borrar del mapa a la zona de Virgen del Mar donde se ha venido celebrando en los últimos años para colocar el foco, esta vez, en una zona mucho más transitada como es ‘La Costilla’. Quizás ese fue la razón que motivó en un principio a este cambio de emplazamiento. Lo cierto es que, pese a unos momentos de incertidumbre sembrada al principio ante el desplazamiento masivo que tuvieron que hacer los triatletas para salir de la zona de Santa Marta- que no de la Plaza Jesús Nazareno-, donde todos se dirigieron al principio, celebró un éxito que apunta a que repetirá el año que viene en la misma ubicación. Ahí fue donde dio el pistoletazo de salida el alcalde de la villa, Javier Ruiz Arana, para dar comienzo a la prueba de natación. Primero salieron los hombres. Minutos más tardes, lo harían las féminas. Una salida, por tanto, dividida en dos, a diferencia de ediciones pasadas en las que todos se entremezclaban. Nuevo acierto, admitieron los participantes, para evitar el braceo salvaje que se suele producir a medida que los deportistas se acercan a la orilla. Una vez en el agua, los más de 300 participantes iniciaron un recorrido de 750 metros a nado claramente señalizado por distintas boyas que sirvieron de referencia para marcar el camino a seguir. Un camino medianamente apacible, al menos en cuanto a la fuerza del oleaje. Las rachas de viento apenas alcanzaron los cinco kilómetros a eso de las nueve de la mañana, hora prevista para la salida. Apenas terminó subiendo a ocho kilómetros por ahora a medida que avanzó la prueba. Insuficiente, aun así, para alterar la intensidad del oleaje. Un obstáculo menos, por lo tanto, para un grupo de triatletas que no tardó en comenzar a asomarse por la orilla, para después avanzar a toda velocidad hacia los ‘boxes’ situados en la Plaza Jesús Nazareno, donde realizaron la primera transición (T1). Con prisa, pero no demasiada para no incurrir en el clásico error de incorrecta colocación de los instrumentos necesarios, los triatletas se subieron a la bicicleta para pedalear durante 18 kilómetros en la que, para muchos, es la parte de la triatlón que entraña mayor peligro por el más que probable riesgo de caída. El pavimento no estaba tan resbaladizo como en la edición anterior, donde las curvas diabólicas de muchas rotondas en las que había llovido durante las horas previas, obligaron a muchos a la retirada de la competición. Esta vez, también se lamentaron pequeños accidentes en forma de caídas aparatosas, pero en menor medida, eso sí, ante la disminución considerable del número de glorietas como parte de este renovado recorrido que trazó una línea prácticamente recta hasta alcanzar las puertas de la Base Naval, atravesando a su paso la avenida San Fernando, además de muchas otras arterias principales de la localidad. Como consecuencia, el diseño de este acaparador recorrido arrastró consigo el corte al tráfico de buena parte del pueblo durante tres horas- de 8:00 a 11:00h.- que causó las molestias de muchos vecinos, aquejados por las complicaciones para encontrar la salida de un laberinto vallado en cada esquina, especialmente los que decidieron iniciar la operación salida tras poner fin a sus vacaciones.No tuvieron, eso sí, que lamentar su suerte por demasiado tiempo. Los triatletas pronto se aproximaron de nuevo al corazón de ‘La Costilla’ para completar la transición T-2, como paso previo al inicio de la última parte de la competición. Para muchos, la más desafiante por el esfuerzo físico titánico que supone una vez las fuerzas hace tiempo que comenzaron a flaquear: la carrera a pie, ya con el joven Rubén Vela como líder destacado y con suficiente ventaja sobre el segundo clasificado al comienzo de los 4,5 kilómetros, que llevó a los participantes a recorrer todo el largo del paseo marítimo hasta el encuentro otro lugar emblemático del municipio: el muelle deportivo.

Una vez picaron esa parada en sus billetes particulares, tomaron dirección hacia la calle Fermín Salvochea y, finalmente, Higuereta. Allí, a la altura de la Pizzería Gallego, les esperaba con los brazos abiertos la línea de meta y una marea de aficionados que nunca dejó de animar. Los decibelios aumentaron cuando vislumbraron la figura de Rubén Vela encarando la calle. El triatleta del club La Barrosa levantó con furia esa cinta que le coronó como rey de reyes. Campeón por segunda vez consecutiva, pulverizando además su propia marca tras cruzar el arco de la meta en el minuto 53:04. Entre tanta euforia desatada con el ‘speaker’ erigiéndose como alma de la fiesta, los presentes aguardaron con paciencia la llegada de la primera fémina. María del Pilar Ayuso, de la Escuela Jerezana de Triatlón, fue quien terminó adelantando a todas sus rivales para detener el crono en un tiempo de 1:06:08 que, además, mejoró el resultado de su predecesora Loreto Pastor para elevar un poco más el listón de una competición que celebró un nivel sensacional. Rubén Vela y María del Pilar Ayuso escribieron su nombre en lo más alto del podio. Ellos fueron los afortunados, aunque al hablar de triatlón pocas veces tiene cabida la palabra fortuna. Todos, sin importar el puesto en el que finalizaron, pudieron celebrar con el puño bien alto y con una amplia sonrisa, porque todos vieron recompensado su esfuerzo depositado durante días, meses e incluso años, haciendo frente a exigentes rutinas de entrenamiento, desafiando a las múltiples adversidades y renunciando a placeres e incluso a sus propias familias. Y todo por dedicarle siempre un poco más de tiempo a esta gran afición del triatlón.

Todos ellos fueron vencedores, y nosotros también por haber tenido la posibilidad de disfrutar de una competición tan vibrante como es la Triatlón ‘Villa de Rota’. Todos, de una manera u otra, nos sentimos ganadores.

 

 

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