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Un escándalo arbitral en ‘La Forestal’ saca a la Roteña del play-off (1-2)

En la última acción del partido ante el Taraguilla, los rojillos reclamaron un penalti a favor que Moreno García no señaló

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Dicen que un ‘derbi’ es mucho más que solo un partido de fútbol. Más allá de los factores políticos, culturales, religiosos e históricos que suelen envolver a este tipo de partidos, el valor de una victoria o una derrota es mucho más que solo tres puntos o ninguno. La manera en la que afecta a la moral el resultado de un derbi puede dar lugar al inicio de una racha espectacular en caso de victoria, o el hundimiento en una dinámica terrible sin final en el caso de salir con una derrota, como precisamente le está ocurriendo a la UD Roteña. Al menos, esa es la sensación que sobrevuela en estos momentos en el Manuel Bernal, a todos los que siguen los pasos del equipo de cerca. Un equipo que, tras el encuentro ante el derbi, no volvió a ser el mismo. Parece irreconocible. Ahora muestra una versión radicalmente diferente a la de ese equipo serio, compacto y ganador, que ha terminado por desaparecer por completo. De derrumbarse en mil pedazos. La Roteña ha pasado de líder indiscutible a exiliado del play-off. De ostentar el título como único equipo invicto de la categoría a encadenar tres derrotas de un tirón.

Rota, Ciudad de Cádiz y, ahora, Taraguilla. Un equipo que llegaba con el agua al cuello, casi en descenso, aunque ante la Roteña salió a flote. El contexto con el que se encontró, después de todo, le favoreció, aunque la dinámica que acarreaba a sus espaldas no fuese la mejor. El proceso de resiembra que se está llevando a cabo en el Estadio Manuel Bernal, que estará indispuesto hasta bien entrado el mes de diciembre, reubicó el partido en el Complejo Deportivo Belén López Morales, más conocido como ‘La Forestal’. Allí, en un terreno de juego de reducidas dimensiones, el Taraguilla se hizo grande. La Roteña, algo más acostumbrada a espacios abiertos, sufrió. Tanto, que al minuto 6, ya estaba por debajo en el marcador. Maikel, cometió penalti por un brazo extendido en el interior del área que no dio lugar a la duda. Alexis, desde los once metros, estrenó el marcador para el cuadro de San Roque. Bien visto.

Punto a favor para el colegiado, aunque prácticamente fue el único que se anotó en todo el partido. Lo que vino después fue un ‘show’ sin precedentes que hizo que, hasta lo que no suele ocurrir casi nunca, sucediera esta vez: que los dos equipos estén de acuerdo. Desde fueras de juego señalados con demasiada antelación, hasta acciones invalidadas en ataque, por considerar que el balón había traspasado la línea de banda, cuando ni siquiera lo había hecho de manera parcial… Si tan solo hubiera visto el partido entre Japón y España en el pasado Mundial de Qatar 2022, entendería la norma a seguir ante este tipo de situaciones. Después de todo, las reducidas dimensiones de ‘La Forestal’, más que frustrar a la Roteña, desquició a un trío arbitral desacertado, guiado más por una intuición desafinada que por los propios hechos, que lo terminó pagando con los dos equipos a base de amonestaciones sin ningún tipo de cordura, como tampoco la tuvo el partido.

Un encuentro de frontón más que de fútbol, entre tanto balonazo vertical y tan poco orden ni criterio. La única manera en la que, realmente, el conjunto rojillo pudo disponer de acercamientos claros a portería fue a través del balón parado. Iván Gutiérrez, al borde del descanso, buscó un lanzamiento a la escuadra que desbarató el meta del Taraguilla con una parada a mano cambiada espectacular. Una intervención de mucho mérito que pareció casi una respuesta a la parada que Jairo Ruiz había hecho minutos antes a un zambombazo espectacular desde larga distancia con el que el equipo visitante pudo doblegar su ventaja. Los porteros, mediante esas intervenciones espectaculares, optaron a ser protagonistas del partido, aunque al final tuvieron que terminar conformándose con un rol meramente secundario, porque el foco terminó posándose, de nuevo, sobre Moreno García, el árbitro del encuentro, cuando realmente el más destacado fue Marcos Vinicius, el central del Taraguilla. Una torre en el centro de la defensa. Un central de mucha contundencia, con un imán en la cabeza para sacar cada balón enviado por la Roteña a modo de centro, con los que se lo puso demasiado fácil por no ser capaz de interpretar el partido en ningún momento.

Tan solo en el momento en el que echó el balón al piso, las opciones de sacar un resultado de provecho crecieron como la espuma. Felipe, de nuevo en una acción a balón parado para el Taraguilla, terminó de poner la puntilla cuando mejor se encontraban sobre el campo los de Paco Ávila que, aun así, nunca le perdieron la cara al encuentro. El tiempo, progresivamente, comenzó a correr en su contra, aunque los rojillos mantuvieron la esperanza mientras perduró un largo descuento de hasta ocho minutos.

La entrada de Dani Güiza al partido se notó, como también la de Juanca, aunque el que terminó marcando el gol del empate fue Raúl Vidal. Un tanto que impulsó a los locales hasta el punto de casi acorralar a los de San Roque. En el último minuto, una última internada al interior del área acabó con el balón tocando en la mano de un defensor. Una acción casi idéntica a la que cometió Maikel en la primera parte. Al menos, igual de clara, que el árbitro no señaló como punible. El central, precisamente, se lo recriminó siendo expulsado. Jairo Ruiz, que derribó a Marcos Vinicius en una acción de contraataque del Taraguilla, vio la segunda amarilla uniéndose a su compañero en el apartado de expulsiones. El banquillo de la Roteña saltó como un resorte, reclamando una acción que todo el mundo vio, para bien o para mal, a excepción del único que no fue capaz de hacerlo… o, quizás, simplemente como dice la famosa expresión, no hay mayor ciego que el que no quiere ver.

Con un loco carrusel de tarjetas acabó este partido, que incluso se llevó por delante a Carlos del Río, aunque después Moreno García se viera obligado a rectificar, anulando la roja del centrocampista. Al final, la Roteña se marchó frustrada por el resultado, pero, sobre todo, invadida por la impotencia. Una sensación que no debe ser muy diferente a la que sienten aquellos que, en cualquier contexto, reclaman justicia ante situaciones de abuso y atropello. Después de todo, en la vida, en el fútbol, y en este partido concreto entre la UD Roteña y la AD Taraguilla, escuchar la voz de la justicia nunca fue lo más fácil ni cómodo.

 

 

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