Los romeros roteños hacían anoche su entrada en la localidad, de vuelta de su visita anual a la Blanca Paloma. Cansados pero felices, y sobre las nueve menos cuarto de la noche, algo más tarde de lo previsto, llegaban a la avenida María Auxiliadora, donde ya muchos roteños y roteñas les esperaban para darles la bienvenida.
El cortejo del Simpecado era algo más exiguo que en su salida. Tan solo un jinete con el estandarte de Rota precedía a la carreta, además de miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad del Rocío, con su Hermano mayor Juan Montes a la cabeza, a los que se sumaron representantes de algunas hermandades locales. Tras el Simpecado, un grupo de romeros lo acompañaban con cante y palmas, y el sonido de los piteros y los tamboriles.
El resto de romeros seguían a esta comitiva inicial en sus vehículos, polvorientos del camino pero con caras de satisfacción tras haber vivido un Rocío más. Los rocieros roteños se dirigieron hacia el centro de la localidad, llegando a San Roque, para luego tomar Aviador Durán e Higuereta, y luego torcer por Blas Infante, llegando hasta la capilla de la Caridad, donde les esperaban una representación de las Hermandades de la Salud y de los Dolores. Allí, y tras el rezo de las oraciones, dos rocieras depositaban una ofrenda floral a los pies de la Virgen de la Caridad, para a continuación retomar camino ya por Veracruz y Calvario, hasta su casa de Hermandad, donde ya espera el Simpecado hasta el año próximo, hasta otro Rocío.
