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Historia de una devoción mariana

Mientras los romeros jerezanos se preparan ya para comenzar un año más el camino que les llevará hasta la Virgen en la aldea del Rocío, en estas líneas se esboza una breve historia de lo que se cree fue el hallazgo de la Imagen de una de las Vírgenes que más devoción suscita en el mundo

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  • Los romeros jerezanos se preparan para partir hacia el Rocío el miércoles a las ocho de la mañana -
Con la Feria del Caballo recién terminada, los hermanos rocieros de Jerez preparan el camino para la Romería de Pentecostés que se iniciará el miércoles a las 8.00 desde Santo Domingo. Como es tradicional, ciento de romeros comenzarán el recorrido que les postrará a las planta de la Virgen del Rocío. En boca de todos ellos una máxima: “El Rocío es la Virgen”. La Virgen es quien los lleva a sufrir el calor del mediodía, el relente de la noche y hasta en ocasiones la lluvia del Coto de Doñaña.
Es la misma devoción que se remonta al siglo XV. Según cuenta la tradición reflejada en las primeras reglas de la Hermandad Primordial de Almonte, fechadas en 1758, corría un año sin determinar del siglo XV, cuando un pastor o un cazador que se encontraba por las marismas que Alfonso X El Sabio había reconquistado a los moros y que desde entonces habían pertenecido a la Villa de Almonte, comprobó cómo se le escapaban los perros y se dirigían a una encina a la que no paraban de ladrar. En un lugar conocido como la Rocina, el cazador accedió a un trozo de tierra al que nadie se acercaba porque estaba plagado de zarzas y matorrales.
Entre espinas y zarzas quedó petrificado al comprobar, según las crónicas, que estaba ante “una Imagen de la Reyna de los Ángeles de estatura natural colocada sobre el seco tronco de un árbol. Era de talla y su belleza peregrina. Vestíase de una túnica de lino entre blanca y verde y era su portentosa hermosura atractivo aún para la imaginación más libertina”.
El campesino sacó a la Virgen de los matorrales con la intención de llevarla a su villa de Almonte. Curiosamente entre las poblaciones de Almonte y Villamanrique de la Condesa hay discusiones y pugnas sobre el nacimiento del autor del descubrimiento, teniendo piques entre ellos al respecto, algo que como es lógico y al basarse en la tradición sería difícil de demostrar.
Una vez en camino y debido a que la distancia era de tres leguas hasta el pueblo y que el lugareño portaba a la Virgen, el cansancio le pudo y al hacer un descanso, le venció el sueño. Podríamos estar ante el primer “rengue” de la historia.
Al despertar comprobó que la Virgen no estaba y que alguien se la había robado. Al llegar a Almonte contó lo ocurrido al clero y al Cabildo de la Villa, que junto al propio descubridor de la Imagen salieron a buscarla por los terrenos que actualmente ocupa el Coto de Doñana. El grupo encontró a la Virgen en el mismo lugar en el que había sido hallada. Interpretaron que no quería abandonar aquel lugar y decidieron llevarla a la Iglesia Mayor de la Villa hasta que se limpiara y adecentara la zona, donde habrían de edificar una “pequeña Hermita de diez varas de largo y se construyó el altar para colocar la Imagen de tal modo que el tronco en el que fue hallada le sirviera de peana”.
La Imagen recibió el nombre de Virgen de las Rocinas debido al nombre del lugar donde había sido encontrada. Con el tiempo el nombre habría de ir tornándose en el que daría pie a una de las grandes devociones marianas de todo el orbe cristiano, Rocío. 

Un cruce de caminos ideal para iniciar la romería

El rey Alfonso X El Sabio conquistó las tierras donde hoy se enclava el Rocío a los moros que tenían allí el Reino de Taifa de Nieblas, y que en 1582 pasarían a formar parte del término de Almonte.
La extensión de la devoción a la Virgen sería posible gracias a que el lugar era un sitio atravesado por varios caminos. Éstos llegaban hasta Moguer y La Palma del Condado en Huelva, Villamanrique de la Condesa y Pilas en el Aljarafe sevillano y a Sanlúcar de Barrameda.
Era el nacimiento de una devoción que cuenta con hermandades por toda España, en Bruselas y con asociaciones rocieras en Estados Unidos, Australia o Argentina, entre otros lugares del planeta. 

Sobre el nombre de romeros 

Los romeros que emprenderán el camino el miércoles no reciben este nombre de la aromática hierba que inunda los caminos. Romero era la persona que iba en peregrinación a Roma, calificativo que se ha extendido con el tiempo a cualquier persona que realice una peregrinación. Del mismo modo los peregrinos que se dirigían a Jerusalén, a Tierra Santa, recibían el nombre de palmeros como recuerdo de las palmas que recibieron a Jesús el Domingo de Ramos.



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