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San Fernando

¿Por qué no puedo jugar yo con una videoconsola? Y corrió en un Ferrari

Lo importante no era el premio. Eran las sonrisas, las caras de felicidad. Y el trabajo del personal del centro.

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"¿Por qué yo no puedo jugar a la videoconsola?" Es una pregunta de un chaval con parálisis cerebral, suficiente para que el equipo humano de Unión de Parálisis Cerebral (Upace) de San Fernando se pusiera a trabajar en un proyecto que finalmente ha resultado premiado en el III Concurso Nacional de Proyectos en Tecnologías de Apoyo y Comunicación, organizado por la Confederación Aspace con la colaboración de la Fundación Vodafone España, en el marco del proyecto #ASPACEnet.

El objetivo del concurso, cuya invitación a participar fue primero, es impulsar actividades que mejoren la calidad de vida del colectivo de personas con parálisis cerebral y a fe que lo han conseguido con el proyecto ¿Juegas conmigo?

Con sólo 8.000 euros que han recibido como premio han creado una zona de ocio en el centro con juegos adaptados, según las características motrices de los usuarios y su forma de acceder a ellos (pulsación a través de diferentes partes del cuerpo).

El objetivo es que se trabajen características necesarias para complementar el desarrollo personal basadas en la diversión y el ocio, a la vez que se potencian las relaciones sociales entre los usuarios y su entorno cercano.

La presentación tuvo lugar este lunes con la presencia de José Manuel Porras Cruceyra, director general de Upace San Fernando; Jaume Marí Pàmies, presidente de Confederación Aspace; Santiago Moreno, director general de Fundación Vodafone España y Gonzalo Rivas Rubiales, director general de Personas con Discapacidad.

Las palabras de todos ellos, las más adecuadas para la ocasión. Las miradas de los chavales y las chavalas, las risas, la satisfacción mezclada con un cierto recelo por ver tanta gente alrededor, inenarrables enseñando cómo se juega con una consola donde compiten un Ferrari contra un Red Bull. O con un scalextrix en el que Paco, uno de los usuarios, ya es un virtuoso.

Dardos que llegan a una diana a una velocidad de vértigo accionados por un chico que ya ha adquirido destreza para presumir y esa bolera que es un alarde de imaginación: un secador de pelo que empuja una pelota e impacta contra los bolos. Lo importante no era el premio. Eran las sonrisas, las caras de felicidad. Y el  trabajo del personal del centro.

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