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Sevilla

Contramano: Sevilla tiene un calor especial

Agosto, pese a sus temperaturas, se convirtió en los años previos al Covid en más temporada alta turística que abril

Publicado: 01/11/2021 ·
23:20
· Actualizado: 01/11/2021 · 23:20
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  • turistas por el entorno de la Catedral de Sevilla. -
  • La ciudad quedará asociada a las olas de calor al darles desde aquí un nombre, como a los huracanes

El Ayuntamiento de Sevilla acogió hace unas fechas el acto de presentación de un proyecto, calificado como innovador, para el estudio,  categorización y denominación de las olas de calor, con el objetivo de que se puedan implementar medidas de protección de la población y hacer frente a sus efectos adversos alcanzando así el mismo tratamiento meteorológico y la misma atención que los huracanes o las tormentas tropicales.

Esta iniciativa, que arrancará en 2022, está liderada por el Adrienn Arsht-Rockefeller Foundation Resilience Center, del Atlantic Council, y cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Sevilla, la Agencia Española de Meteorología, la Universidad Hispalense, la Universidad Pablo de Olavide, el Instituto Carlos III, la Oficina Española de Cambio Climático y la Alianza para el día Después (sic).

“Las olas de calor extremo son cada vez más frecuentes y devastadoras como efecto directo del cambio climático. Los gobiernos locales deben abordar la amenaza que el calor representa para nuestras poblaciones, particularmente las más vulnerables, creando conciencia sobre los peligros relacionados con la salud por el calor a través de datos y ciencia basados en evidencia. Sevilla se enorgullece de convertirse en la primera ciudad del mundo en desarrollar e implementar un sistema de denominación y categorización de olas de calor que tiene como objetivo salvar miles de vidas y alentamos a otras ciudades del mundo a emprender también este gran esfuerzo ”, expresó el alcalde, Juan Espadas.


Y SIN TOLDOS

Esta metodología categorizará y nombrará las olas de calor en función de su impacto en la salud humana, “ya que el calor es uno de los principales asesinos relacionados con el clima -se dijo en la rueda de prensa- en Sevilla y otras ciudades de Europa”. Esto, según los promotores del sistema,  permitirá que los funcionarios locales implementen políticas específicas, como abrir refugios con aire acondicionado o agregar personal adicional a las salas de emergencia cuando las olas de calor ocupen un lugar destacado porque se espera que estén asociadas con grandes resultados negativos para la salud.

Kathy Baughman, directora del Arst-Rock Center, expresó por su parte: “Aplaudimos al alcalde Espadas por el paso audaz que está dando para proteger a la gente de Sevilla de los devastadores impactos del calor extremo. Nombrar y categorizar las olas de calor contribuirá en gran medida a brindar a las personas y los municipios la oportunidad de luchar contra el calor, construir una cultura de conciencia y salvar vidas”.

Que la directora de la fundación americana hable de la audacia de Espadas para proteger a los sevillanos de los devastadores efectos del calor justo el año en que su gobierno ha tenido que pedir perdón públicamente por el injustificable retraso de semanas/meses en la instalación de los toldos no deja de ser un sarcasmo. Menos firma de convenios internacionales y más toldos colocados a tiempo sería la moraleja de esta historia.

YA EXISTE

Esto suena un poco o más bien un mucho a “queo”, a que Espadas les ha “comprado” esta burra a los americanos con tal de salir con ellos en la foto de la lucha contra el cambio climático.

Como si no estuvieran más que inventadas desde hace años las alertas de la Agencia Estatal de Meteorología sobre las olas de calor que se avecinan, y los medios de comunicación no se hicieran eco de las mismas y publicaran hasta los índices de máxima radiación ultravioleta para que las autoridades adopten con suficiente antelación las medidas que tengan que adoptar para salvar vidas de los más vulnerables al calor, ancianos y niños. Vamos, que no hace falta que vengan ahora los americanos a decirnos a nosotros lo que hay que hacer en materia de calor.

¿Qué mensaje o idea-fuerza ha quedado tras este acto y la posterior rueda de prensa? Pues eso de que a partir de ahora desde Sevilla se pondrá nombre a las olas de calor como ya se les pone a los huracanes. Actualmente, la Oganización Meteorológica Mundial, con sede en Ginebra, es la encargada de la denominación de las tormentas tropicales, por orden alfabético. La lista del océano Atlántico se compone de 21 nombres masculinos y femeninos, que van alternándose. Cada año la lista cambia, y cada seis años se completa un ciclo. En la cuenca del océano Pacífico, el procedimiento es idéntico, si bien la lista tiene tres nombres más.

Se supone que merced a este convenio con la Adrienn Arsht-Rockefeller Foundation, Sevilla denominará cada ola de calor en el futuro. Tendrá el monopolio de otorgar el nombre, la marca del calor.

SEÑA DE IDENTIDAD

Es la demostración de que en el fondo, por más denuestos que se le echen, la ciudad se complace con que se la asocie con el calor y que éste sea considerado ‘urbi et orbi’  una de sus señas de identidad, en línea con la historia que se cuenta del sevillano Pedro Rodríguez de la Borbolla, abuelo de José Rodríguez de la Borbolla (ex presidente de la Junta de Andalucía) y ministro que fue del rey Alfonso XIII.

Acompañaba don Pedro al rey, que estaba tomando las aguas (como se llamaba entonces a veranear) en San Sebastián, cuando el Monarca le comentó:

-¿Sabes que hoy está haciendo 43 grados en Sevilla?

Y Rodríguez de la Borbolla contestó:

-Majestad, la que me estoy perdiendo…

En el fondo a los sevillanos les complace que cada vez que se dispara el mercurio aparezca en los telediarios de las 15 horas el/la redactor/a de la cadena televisiva sudando la gota gorda ante el termómetro del Prado de San Sebastián marcando del orden de 50 grados a pleno sol por la incidencia directa de los rayos del astro rey sobre el mismo.

Y eso pese a la leyenda urbana de que el Ayuntamiento se planteó, o incluso ejecutó, la idea de trucar los termómetros existentes en las calles para que marcaran varios grados menos de los reales y así no asustar a los turistas, o a los atletas que corrieron la maratón del Campeonato del Mundo de Atletismo el 28 de agosto de 1999 y que ganó el soriano Abel Antón, no fueran a desmayarse por el efecto psicológico añadido de las elevadas temperaturas. El titular de una de las crónicas decía: “Ni el calor pudo con Abel Antón”.

IMAGEN INTERNACIONAL

A raíz de este convenio Sevilla va a quedar ya asociada a las olas de calor ante el mundo al dárseles nombre desde aquí, pero ¿hasta qué punto puede convenirle eso a su economía, basada en buena parte en el turismo, su principal fuente de ingresos? En la nota oficial del Ayuntamiento no apareció la coda que sí incluyó la Adrienn Arsht-Rockefeller Foundation Resilience Centeren la suya, en inglés, y de la que pudieron hacerse eco los medios y lectores internacionales. Decía así:

“Sevilla está en la región de Andalucía, que se encuentra entre las regiones más cálidas de España, donde las temperaturas se elevan fácilmente por encima de los 40 ° C (centígrados) o 104 ° F (Fahrenheit). El verano pasado, cuando gran parte de Europa soportó olas de calor prolongadas y sin precedentes, Montoro, una ciudad de aproximadamente 9.500 habitantes en el sur de España, alcanzó una temperatura sin precedentes de 47,3 ° C (117,3 ° F), la más alta jamás registrada en el país. Es por eso que el esfuerzo de desarrollar un sistema de nomenclatura y categorización en Sevilla es tan notable, no sólo para abordar los problemas de salud pública relacionados con el calor, sino también para desarrollar la capacidad de resiliencia, proteger el empleo y fomentar el crecimiento económico”.

“Sevilla/Andalucía, donde las temperaturas se elevan fácilmente por encima de los 40 grados…”. Esta es la imagen que ha transmitido al mundo la Fundación con la que Espadas ha sacado tiempo, entre sus múltiples obligaciones orgánicas (ahora también mandamás del Consejo de Política Federal del PSOE), de firmar otro de sus convenios eco-climáticos.

YA NO ES LO QUE ERA

Si un turista extranjero (el nacional ya lo sabe de sobra) busca en Internet información sobre la ciudad y se encuentra la asociación Sevilla/ola de calor/+40 grados, ¿qué hará?

El intento de respuesta a esa pregunta nos lleva a plantearnos la cuestión de si el calor en Sevilla ha sido, sigue siendo, será o ha dejado de ser un factor disuasorio para el turismo internacional. Si así fuera, vendrían menos turistas en los meses más calurosos del año, los estivales  julio y agosto, que en el primaveral abril, considerado el mes turístico local por excelencia debido tanto a las más suaves temperaturas como a la Feria y, según qué años, también la Semana Santa.

Cuadros comparativos.

Hemos comparado el número de viajeros extranjeros alojados en hoteles sevillanos en esos tres meses citados y en los once años comprendidos entre 2009 y 2019, antes del COVID distorsionador de todo pero durante  otra crisis, la financiera de 2008.

Con algún altibajo, en líneas generales el turismo internacional no ha dejado de crecer en verano en el último decenio, especialmente a partir de 2014, cuando se pasó de 85.047 viajeros en julio de dicho año a 131.732 en julio de 2019 (incremento del 55% en un lustro); y de 105.552 en agosto de 2014 a 161.178 en agosto de 2019 (incremento del 53%), a pesar de los días en esos meses con 40 grados y más.

Item más, desde 2016 hasta 2019, el año previo a la pandemia, el número de viajeros internacionales alojados en nuestros hoteles en agosto ha superado a los alojados en abril. Conclusión inesperada quizás: el mes de agosto ha pasado a ser más temporada alta en Sevilla, con calor incluido, que abril con sus temperaturas más suaves y las grandes fiestas primaverales.

Ello puede deberse a dos factores. Primero, al incremento de la oferta de vuelos baratos, con más conexiones internacionales desde nuestro aeropuerto en los meses analizados y especialmente a partir de 2014 (un 72% más de pasajeros en julio de 2019 que cinco años antes,y casi un 70% más en agosto en ese lustro). Así, el número de pasajeros internacionales (352.284) superó al de nacionales (321.284) en agosto de 2019, al igual que en abril de dicho año.

Segundo factor: el propio cambio climático, que estaría teniendo el paradójico efecto de que con una subida global de temperaturas los turistas extranjeros se adapten mejor al calor de Sevilla que antes.

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