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Sevilla

La labor solidaria de Hermanas de la Caridad no para por Navidad

Más de 1.000 personas tendrán una cena caliente esta Nochebuena en Sevilla gracias al trabajo que coordinan las religiosas de las Hermanas de la Caridad

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Preparando en el comedor de las Hermanas de la Caridad.

Preparando en el comedor de las Hermanas de la Caridad.

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Más de 1.000 personas tendrán una cena caliente esta Nochebuena en Sevilla gracias al trabajo que coordinan las religiosas de las Hermanas de la Caridad, que este año se han adaptado a la pandemia y a la lluvia para que su trabajo llegue sin problemas a quien lo necesite.


Se trata de una labor que realizan durante todo el año, aunque el día de Nochebuena tiene una especial importancia, y casi no se cabe en las instalaciones de la cocina y el comedor ante la gran cantidad de voluntarios y cajas de comida preparadas o por preparar que se disponen para entregarlas.

Esperanza Nuevo (Sor Esperanza) es la responsable de la gestión, “que este año nos ha condicionado la lluvia”, a lo que se une la pandemia, que hace que el comedor de la residencia no abra sus puertas hace casi dos años, de modo que tienen que solventar el problema con envases de comida para llevar.

Para que todo vaya bien, desde antes de amanecer ya había decenas de personas ayudando en una verdadera cadena de trabajo, con la cocina a pleno rendimiento y los voluntarios metiendo en recipientes y bolsas todo lo que se ha preparado.

En una pequeña sala, tres monjas se dedican a abrir las bolsas que vienen empaquetadas en cajas, para que a sus compañeras les sea mucho más fácil guardar todo rápidamente.

Lo que se ha hecho este año es preparar el almuerzo y la cena a la vez, que se ha entregado a las personas que esperaban en la calle haciendo cola, que en algunos casos cuentan con informes de los servicios sociales que acreditan su situación de necesidad, “pero nosotros no le negamos un plato de comida a quien lo pide, porque para nadie es agradable hacer una cola en la calle para que le den de comer”, ha explicado.

Entre los voluntarios se encuentra Nicolás de Alba, el hermano mayor de la Hermandad de la Hiniesta, que trabaja con las monjas a título personal aunque su hermana colabora con ellas, y se muestra satisfecho de una acción que, para él ha comenzado a las 8.00 de la mañana.

Antonio Lancha, responsable de la asociación Hospitalidad Diocesana de Sevilla, cree que este tipo de ayuda no irá a menos y recuerda que lleva 14 años colaborando con esta acción, y el número de personas que atienden a diario se ha doblado.

En la cocina del convento trabaja Moussa Coulibaly, un costamarfileño que lleva en España doce años, y resume cómo vive un día como el de hoy: “Es mi trabajo y estoy encantando de hacerlo”.

De las manos de todos los voluntarios han salido centenares de bolsas con gambas, queso, tortilla, pollo, ensaladilla, turrón o mantecados, con la premisa de se han hecho bolsas también para los musulmanes que piden la ayuda de esta entidad y en las que no hay derivado alguno del cerdo.

Las otras protagonistas de la cena no están a la vista y son las religiosas de más edad, algunas ya demasiado mayores como para bajar al comedor, que son atendidas en sus habitaciones por las hermanas también en Nochebuena, igual que ellas, en su día, trabajaban por los que nada tienen en este mismo convento.

Una de ellas ha entrado en el comedor en su silla de ruedas, ha saludado una a una a todas las personas que estaban trabajando y se ha retirado a descansar de nuevo, no sin antes desear Feliz Navidad a todos.

A las 12.00 del mediodía se han comenzado a repartir las bolsas y mañana volverá la relativa normalidad a este convento, que es de los pocos que mantiene un comedor social los 365 días del año.

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