La Guardia Civil ha detenido a tres personas, una en Sevilla y dos de Galicia, acusados de traficar con hachís, que transportaban desde Marruecos hasta Sevilla en el interior de sus cuerpos y luego hasta el norte de España a bordo de turismos de alta gama.
Los detenidos son M.B.P., de 47 años y vecino de Vigo (Pontevedra), A.G.P, de 33 años, de La Coruña, y A.S., marroquí de 29 años y cabecilla de la organización, que fue detenido en San Juan de Aznalfarache (Sevilla), según ha informado la Guardia Civil en un comunicado.
En la operación, denominada Calambrazo, los agentes aprehendieron 93 kilogramos de hachís en forma de bellotas, tres vehículos y más de 130.000 euros en efectivo.
El cabecilla de la organización se encargaba de recibir en un domicilio de Gelves (Sevilla) a las personas que transportaban la droga dentro de su organismo, lugar preparado con varias dependencias con colchones y mantas para que pasasen la noche hasta que la expulsaran.
Posteriormente, la organización preparaba la droga en un domicilio diferente situado en Santiponce, también en la provincia de Sevilla, donde las bellotas de hachís eran empaquetadas al vacío y ocultas en dobles fondos de vehículos para su posterior transporte al norte de España, donde la droga adquiere mayor valor.
Tras la investigación policial, los guardias interceptaron dos vehículos de alta gama en los que transportaban droga, en uno oculta en el respaldo del asiento trasero y en el otro en un doble fondo bajo el maletero, donde además había una bolsa mezclada con la droga con más de 12.000 euros en efectivo.
En el momento de la detención del cabecilla de la organización, realizada cuando abandonaba el domicilio de Gelves, llevaba en la mano una bolsa con más de 121.000 euros en efectivo procedentes de la venta de la droga.
La Guardia Civil registró tres domicilios de la organización, en San Juan de Aznalfarache, Gelves y Santiponce, donde encontraron más hachís, las bolsas usadas para embalar la droga y la máquina envasadora al vacío, práctica con la que evitaban que el hachís desprendiera olor y fuera detectado en los controles policiales.