El
endurecimiento de las
restricciones en el
estado de alarma por parte del Gobierno para intentar doblar la curva de
contagios ha impactado de lleno en el sector de la
construcción.
Desde este lunes,
las obras deben pararse, como la inmensa mayoría del tejido productivo, a excepción de los servicios considerados esenciales. Lo más que pueden las empresas es hacer acopio de materiales, ponerlos a buen recaudo y esperar a que el estado de alarma se levante para volver poco a poco a la normalidad.
En el caso de
Sevilla,
desde el estado de alarma, “por diferentes motivos" (como los ERTEs presentados por las empresas, por ejemplo),
se han parado una treintena de tajos en todos los distritos, según confirman fuentes municipales.
A esta cifra hay que
sumarle aquellos proyectos que ya tenían fecha de inicio y final y que tendrán que ser reprogramados.
“
Desde el decreto de alarma sí se había optado ya por no empezar ninguna nueva que estuviera programada y aplazarla”, apostillan las fuentes municipales consultadas.
Juan Aguilera,
gerente de la patronal de la construcción, Gaesco (que representa a 224 empresas del sector), se muestra muy crítico con la decisión del Gobierno de parar sectores como el de la construcción. “
Las empresas nos están trasladando su indignación ante un decreto que consideran una chapuza”, afirma.
“Es una improvisación fruto de la falta de diálogo con el sector”, apostilla Aguilera, que calcula que
la construcción emplea en Sevilla a
5.000 personas. “
Ya no nos damos cuenta del impacto que va a tener esto en la ciudad, donde se estaban haciendo de manera simultánea 23 hoteles”, recuerda a modo de ejemplo el gerente de Gaesco.
Aguilera, de hecho, denuncia que
a “muchas empresas de la construcción” les han sido “rechazados, denegados” los Expedientes Temporales de Regulación de Empleo (ERTEs) al entender la administración que “no es causa de fuerza mayor no poder garantizar la seguridad de los trabajadores al no tener mascarillas y guantes. ¿Pero si no los consigue ni el Ministerio ni la Consejería de Salud, cómo los van a conseguir los empresarios?”, se pregunta. “Esa es una causa de fuerza mayor clamorosa, indiscutible e incontestable”, sentencia.
El sector de la construcción fue el gran damnificado de la anterior crisis económica, eminentemente financiera, de 2008. Un profundo bache que parecía cosa del pasado a tenor de los datos que evidenciaban signos de mejoría, sobre todo, en los dos últimos años. En 2019, en el caso concreto de la provincia de Sevilla, el
número viviendas visadas creció un 12,4% respecto al mismo periodo de 2018, según los datos oficiales de la Junta de Andalucía. Entre enero y septiembre de 2019, en comparación con el mismo periodo de 2018, las
viviendas terminadas subieron un 40,5%. Si el indicador es el de la
licitación pública autonómica, en 2019, ésta
ascendió un 108,4%, el crecimiento más sonado junto con el de la provincia de Almería (+786%). El estado de alarma decretado en España desde el pasado 13 de marzo ha hecho añicos cualquier previsión económica, sea del sector que sea, y la incertidumbre es la única certeza que domina en estos momentos la economía.