La Fiscalía ha pedido diez años de cárcel para el responsable de una casa de citas de Gines (Sevilla) y su esposa y ha considerado que las prostitutas eran "esclavas" porque trabajaban "365 días al año", aunque todos los acusados defienden que las mujeres se organizaban como querían.
La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Sevilla ha dejado este lunes visto para sentencia el juicio contra Joaquín M.H. y Cristina P.C., para quienes la Fiscalía ha ratificado su petición de tres años de prisión por prostitución lucrativa y siete por tráfico de drogas, y contra otras cinco personas a las que acusa sólo del segundo delito.
Según han informado fuentes del caso a Efe, la representante del Ministerio Público ha admitido en su informe final que las pruebas contra estos cinco encausados, cuatro coordinadoras del burdel y un chófer, son "endebles".
A las encargadas, de hecho, las ha considerado "casi casi víctimas" porque ganaban "unos 900 euros al mes", mientras que el responsable del prostíbulo tenía 45.000 euros en su domicilio.
En la última sesión de la vista oral, que comenzó el pasado 15 de marzo, se han oído las escuchas telefónicas que se intervinieron al principal encausado, quien a varias de sus trabajadoras les dice "en mi casa mando yo y sólo hay dos normas, la presentación forzosa de todas las que estéis allí y que el cliente salga contento".
En su declaración ante el tribunal, Joaquín M.H. aseguró que las mujeres realizaban las prestaciones sexuales "por su propia voluntad", acordaban entre ellas mismas sus turnos, elegían a los clientes y tenían libertad para salir de la casa.
La fiscal, por el contrario, ha indicado que las "chicas" fueron explotadas porque estuvieron "sometidas" por él y su esposa a "condiciones gravosas, abusivas y desproporcionadas".
En este sentido, ha citado que una exencargada del negocio reveló que las prostitutas "debían estar disponibles los 365 días del año", mientras que otra testigo protegida, que sí había ejercido en el burdel, dijo que el trabajo era "veinticuatro siete", en alusión a veinticuatro horas al día los siete días de la semana.
Según la fiscal, el hecho de que las empleadas estuvieran "protegidas" dentro de la casa "no lleva a que fuesen esclavas, porque trabajar 365 días al año es ser esclavas".
También ha destacado que, aunque la cocaína incautada lo fue en escasa cantidad, existió su "venta" con la agravante de producirse en "un establecimiento abierto al público".
"La encargada se la entregaba a la chica y la chica se la entregaba a la cliente", ha narrado.
Todos los procesados han negado que traficasen, han señalado que la cocaína era para consumo propio y, frente a la hipótesis de los investigadores y las acusaciones de que lo que llamaban 'Vanesa' era la droga, han coincidido en que ese término designaba una caja con juguetes sexuales que ponían a disposición de los clientes.