¿Hay algo más portuense que la portada de la Feria de El Puerto? Yo, sinceramente, lo dudo. Para algunos es un elemento anclado en el pasado, para otros, algo pasado de moda. También están los que dicen que ya son demasiados años con la misma portada, que habría que renovarla. Pero para mí —y para muchos otros, aunque algunos no lo digan en voz alta— es la portada perfecta para nuestra ciudad.
Porque la portada es mucho más que un arco de bienvenida: es un punto de encuentro
¿Hay algo más nuestro, más de aquí, que el toro de Osborne? Ese toro que se recorta contra el cielo gaditano y que se ha convertido en una de las señas de identidad no solo de El Puerto, sino de toda España, pero que aquí cobra un sentido aún más especial. Es un emblema que representa nuestras raíces, nuestra historia y, sí, también nuestra feria.
Si echamos la vista atrás, ¿quién no recuerda aquellas portadas apagadas, sin alma, que apenas transmitían nada? Yo sí las recuerdo, y no con especial cariño. Por eso, cuando uno ve el toro presidiendo la entrada al recinto ferial, se siente en casa. Entre aquellas portadas y esta, no hay color. Y no hace falta ser más papista que el papa para admitirlo.
Porque la portada es mucho más que un arco de bienvenida: es un punto de encuentro. ¿Quién no ha quedado con amigos bajo la portada? ¿Quién no se ha hecho una foto familiar, de grupo o romántica allí? ¿Y qué me dices de ese primer beso de feria, o ese último abrazo de resaca antes de despedirla hasta el año siguiente?
Este artículo no va de ideologías. Va de símbolos, de identidad y de cariño por lo nuestro. Si El Puerto se define por sus vinos, sus playas, su gente y su gastronomía, el toro de Osborne es la guinda de ese pastel.
Así que sí, viva el Toro de Osborne, viva la portada… y viva la Feria del Vino Fino. Porque cuando algo funciona y emociona, no hace falta cambiarlo.
- Portada de la Feria de El Puerto -
- L.M.M.
