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Torremolinos

Homenaje en memoria de Anne Margaret Roe, viuda de Sir George Langworthy

Con el descubrimiento de un busto de la que fuese esposa del popularmente conocido como “El Inglés de la Peseta”

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La Comunidad de Propietarios “Cornisa de Santa Clara”, edificio más conocido como “Castillo de Santa Clara”, rendirá un sencillo homenaje a Anne Margaret Roe, viuda de George Langworthy, popularmente conocido como “El Inglés”, con el descubrimiento, el próximo sábado, 16 de agosto, a las 21,30 horas, de un busto a través del cual dicho colectivo vecinal quiere recordar a quien, junto a su esposo, escribió una importante página de la historia de nuestro municipio.

 

El alcalde de Torremolinos, Pedro Fernández Montes, tiene previsto asistir a este acto, impulsado por la presidenta de la Comunidad, María de los Ángeles Valle de Juan, quien asimismo pretende dar a este colectivo vecinal un protagonismo sociocultural, además de profundizar en el conocimiento histórico del “Castillo del Inglés” en sus diferentes facetas, incluidos sus antecedentes como espacio conocido como “Punta de Torremolinos”.

 

Fue a finales del siglo XIX, en 1898, cuando Sir George Langworthy y su esposa, Anne Margaret, compraron el “Castillo de Santa Clara”, entonces cuartel de carabineros, y emprendieron su transformación en residencia.

 

El cambio fue radical y la finca se transformó en espléndidos jardines y miradores sobre el mar, sirviendo además de espacio en el que encontraron empleo numerosos vecinos del pequeño pueblo pesquero de Torremolinos.

 

El fallecimiento de Anne Margaret en 1913, con 40 años de edad, hundió en la desesperación a George Langworthy, quien no llegó a superar este trauma, aún agravado durante la Gran Guerra, la que sería más tarde llamada "Primera Guerra Mundial", en la que participó de forma fugaz, por razones psíquicas, con grado de comandante.

 

A su regreso a Torremolinos, Langworthy (protestante y buen conocedor de la Biblia) dedicó su vida a alentar el amor hacia los demás. El “Castillo del Inglés” se convirtió en refugio de pobres, enfermos y gentes con pocos recursos, a los que socorrió y sacó del apuro diario, entregándoles una peseta a cambio de la lectura de algún pasaje de la Biblia, de ahí su apodo como "El Inglés de la peseta".

 

La gente hacía cola a la puerta de su finca para rezar lo que se conocía como el "Tratamiento" y de esta manera recibían una peseta de plata, que en aquel entonces significaba la comida diaria de una familia entera.

 

 

 

 

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