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Jerez

Del molino de trigo de la calle Nueva a Estados Unidos

Poco se imaginaba el abuelo de los gerentes de Franjuba Pan S.L. que su molino de trigo del año 48 sería el inicio de una sólida empresa con la que sus picos de pan viajan ya a Reino Unido, Estados Unidos, Holanda o China

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  • Proceso de fabricación. -

Casi medio centenar de empresas jerezanas han iniciado una aventura en el extranjero desde que empezó el año tutorizados por los programas de internacionalización de la Cámara de Comercio de Jerez. La crisis económica es uno de los factores claves que empuja a las pymes a buscarse la vida fuera, una fórmula por la que cada vez optan más empresarios jerezanos pero que tampoco puede hacerse sin un plan preconcebido y un colchón que les permita soportar la inversión  que supone exportar sus productos fuera del país. Así al menos lo ve Bartolomé Reyes, gerente junto con su hermana Lidia de Franjuba Pan S.L, un negocio familiar que comenzó su andadura en 1948 cuando el abuelo de ambos, Bartolomé Reyes, fundó  una pequeña panadería en la calle Nueva, en pleno barrio de Santiago a partir de un molino de trigo. Más de seis décadas después, los picos de Franjuba han viajado desde Santiago a Estados Unidos, Reino Unido, Suecia y desde hace menos tiempo tienen también presencia en mercados nuevos como Holanda y China.


La tercera generación de esta familia comenzó a exportar en 2006 aunque, como reconoce su gerente, no ha sido hasta mediados del pasado año cuando han apostado por la expansión internacional “con más ambición”, coincidiendo con la crisis económica, puesto que hasta entonces el crecimiento a nivel nacional había sido muy grande “y no necesitábamos centrarnos en el extranjero”.
Para ello, han reforzado su presencia en el extranjero con la participación en misiones comerciales que les han llevado a Nueva York y otros países y se han labrado un plan de inversiones a tres años con el objetivo de facturar entre el 8 y el 10% de las ventas de Franjuba en el mercado internacional.

De momento, están en un 3,5%, un porcentaje que les indica que van por el  buen camino  y de la buena acogida que han tenido sus picos de pan y sus regañás en el extranjero pese a la dura competencia de Italia, su principal contrincante. Su caso,  el de una empresa que empezó con un molino de trigo y que ahora produce en una fábrica en el Parque Tecnológico Agroalimentario, donde trabajan más de una veintena de trabajadores y cuya pan envasado y sus picos se comercializa a través de distribuidores y grandes superficies, se expuso esta semana como modelo de expansión en las jornadas de internacionalización que organizó la Cámara de Comercio.


Desde su experiencia, el gerente de Franjuba anima a los empresarios jerezanos a abrirse a nuevos mercados en el extranjero, pero no a cualquier precio y siempre con un plan de inversión riguroso. “No basta con tener ganas hay un coste importante y hay que tener recursos. La Cámara te ayuda y te pueden financiar una parte al principio, pero el plan de inversión no es gratis. Cualquier empresa no puede salir fuera”, concluye.

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