Cáritas Diocesanas de Jaén ayudó en 2013 a 34.687 personas, cuatro mil más que en 2012. Sin embargo, el alcance (resto de la familia) fue de 130.890 jienenses. En total prestó 245.548 ayudas, lo que supuso un incremento de 100.000 con respecto al año anterior.
“Si antes una familia se atendía una vez al mes, este año, tres veces o hasta cuatro veces y eso ha supuesto un incremento enorme del número de ayudas y de intervenciones”, dijo el director de Cáritas Diocesana, Rafael López-Sidro, que presentó ayer el balance 'Números con rostro', junto al obispo de Jaén, Ramón del Hoyo; el delegado de Cáritas, Juan Raya, y el vicario de Comunicación, Antonio Garrido.
En cuanto al tipo de ayudas, destacan las destinadas a alimentación, que suponen el 27% del gasto, con más de 1,3 millones de euros, y las destinadas a acogida y asistencia, con casi 770.000 euros para recibos de alquiler, agua o luz, ropa o gastos sanitarios. Del total de personas atendidas, más de 26.500 recibieron alimentos el año pasado.
La atención a drogodependientes se duplicó. El gasto pasó de los 60.000 euros de 2012 a los 112.075 euros del año pasado. Dedican cerca de ocho mil euros mensuales a tratamientos. También se amplió el programa de atención a mayores, con ayuda a domicilio, y el de personas sin hogar. Y es que además, del Hogar de Santa Clara de Jaén, se ha creado un equipo de voluntarios que atiende a quienes no quieren ser acogidos, pero necesitan ayuda. En la capital viven en la calle unas 52 personas.
A Cáritas le deben 600.000 euros
Cáritas Diocesana tuvo un gasto en 2013 de 4.954.780 euros, 238.214 euros más que en 2012. Recibió más de 4,5 millones de euros, de manera que cerró 2013 con un déficit de 440.811 euros. El resultado habría sido un saldo positivo cercano a los 200.000 euros, si Cáritas hubiera cobrado los 600.000 euros que aún le deben del IRPF, la Diputación y la Junta de Andalucía. Los recursos privados (colectas, donativos, donaciones y socios) bajaron cinco puntos, pero suponen el 57% del total. Las empresas privadas aportaron más que en 2012.