Los musulmanes austriacos, que en marzo del año 2010 rezaron por el rito musulmán en el interior de la Mezquita-Catedral de Córdoba, han declarado este lunes ante el juez que no golpearon "a nadie", tras solicitarles varios vigilantes de seguridad que dejaran de hacerlo al estar prohibido; a lo que el líder del grupo ha agregado que los hechos supuestamente los inició uno de los vigilantes después de ponerle la cabeza entre las piernas y no dejarle levantarse del suelo, antes de concluir el rezo, que inició de manera "espontánea".
En su declaración, los procesados han manifestado que no eran conscientes de que fueran a causar problemas al rezar por el rito musulmán en el citado templo, algo que la mayor parte de los ocho acusados señala que desconocía que estuviera prohibido, asegurando que ya lo han hecho en otras ocasiones en iglesias católicas de Austria.
Mientras, algunos de los vigilantes de seguridad han declarado ante el juez que los actos para el rezo estaban "perfectamente planificados", a lo que añaden que al grupo, compuesto por más de cien turistas, se le informó en la entrada que no estaba permitido el rezo por el rito musulmán, y uno de ellos ha puntualizado que al 80 o 90 por ciento de los turistas que se ponen a rezar por dicho reto y se les avisa de que no está permitido "hacen caso" y paran.
En concreto, el fiscal solicita para los ocho acusados penas por un total de 14 años y nueve meses de prisión por la supuesta comisión de un delito de desórdenes públicos, un delito de lesiones, un delito de atentado a agentes de la autoridad, una falta de lesiones leves y una falta de maltrato de obras.
Según recoge la calificación del Ministerio Público, a la que ha tenido acceso Europa Press, el suceso ocurrió sobre las 17,45 horas del 31 de marzo de 2010, cuando los acusados, en unión de un número aproximado de 110 personas, todos ellos liderados por el procesado Z.E., entraron en la Mezquita-Catedral de Córdoba y, "previamente concertados entre ellos, directamente o por medio de unos walkie-talkies que llevaban", comenzaron el rezo por el rito musulmán.
El fiscal apunta en su escrito que los procesados lo hicieron "a sabiendas de la prohibición que les impedía llevarlo a cabo" y ello determinó que uno de los vigilantes de seguridad que prestan servicio en el lugar se acercara al grupo y les indicara que debían cesar en su actividad.
