En el artículo de la semana pasada tratábamos varios problemas que afectan a las personas cuando caminan por las aceras o paseos de las ciudades. Mencionamos algunos de ellos, aunque, como adelanté entonces, quedaban muchos más por tratar. En esta segunda y última parte, volveremos a ponernos en la perspectiva de los peatones y observaremos nuevas situaciones que nos impiden movernos libremente y con seguridad por algunas zonas de las urbes. El peatón es la unidad de tráfico a proteger, la número uno. En la parte contraria, el enemigo número uno es el vehículo. Ambas unidades tienen su importancia, pero las personas debemos estar por encima de las máquinas y disponer de más y mejores espacios con seguridad.
Es importante que los Ayuntamientos dispongan de trabajadores en la calle (técnicos o inspectores), que caminen y transiten por todos lados para que observen los desperfectos y puedan ser subsanados. También, con los medios técnicos actuales, es fácil disponer de aplicaciones para que cualquier ciudadano desde su móvil pueda capturar una foto de un desperfecto y enviarla a la Administración para que sea solucionado. Esta comunicación es relativamente fácil y eficiente.
Veamos más problemas: Los restos de matorrales que sobresalen de muchas fincas hacia las aceras, ocupando casi toda su extensión, impiden el paso a las personas. Ni se vigila ni se advierte a los propietarios que tienen la obligación de podarlos, según está contemplado en las ordenanzas de parques y jardines. Al pasar, te golpean las ramas en la cara. Este problema también existe con árboles y matorrales propiedad de los ayuntamientos, ubicados en parques, jardines y aceras. La poda es necesaria y, sobre todo, no se debe permitir que la vegetación cubra los caminos transitables, ya que cada vez dejan menos espacio para caminar. Los alcorques sin árboles también son obstáculos peligrosos.
Los carteles que colocan algunos establecimientos para anunciar la venta de artículos o los que ponen los bares como carta de bebidas y comida se ubican en la trayectoria de las personas. Se colocan así porque es una forma de propaganda, pero dificultan el paso, sobre todo a las sillas de ruedas. A veces, vas hablando y literalmente te comes la tablilla. Eso no se puede permitir y además es un uso ilegítimo del espacio público, ya que no hay lugar para su colocación y son ilegales.
Los toldos de algunos establecimientos son otros obstáculos que no se vigilan. La normativa urbanística determina una altura mínima de 2,20 metros, pero algunos, nada más acercarte a ellos, te golpean en la cara o la cabeza porque están a menor altura. Hay que inspeccionar estos establecimientos y verificar primero si tienen licencia y, luego, informarles tanto de la normativa como de la manera de colocarlos, aunque deberían saberlo.
Las macetas, papeleras y ceniceros en las aceras, algunas puestas por el propio Ayuntamiento, son obstáculos no solo para las personas, sino también para la entrada de ambulancias o cuerpos de emergencias. A veces reducen mucho el espacio y no dejan pasar a las sillas de ruedas. Colocar maceteros para cortar calles no es una solución, porque en caso de emergencia no pueden entrar dichos servicios. Estos maceteros pesan una enormidad y son colocados por máquinas. Imposible retirarlos en caso de necesidad. Aquí, señales de tráfico e incluso pilonas automáticas son mejores soluciones para evitar que entren vehículos en zonas prohibidas, junto con la Policía Local.
Algunos cruces peatonales entre aceras carecen del rebaje oportuno, y si ya para los que andamos más o menos bien es un problema, para las personas mayores, impedidas y discapacitadas es un problema muy grave. Cuando se reforman las calles, hay que prever que las esquinas deben ser adaptadas con losas especiales antideslizantes para el paso de las personas. Y deben ser lo suficientemente resistentes, porque los vehículos se encargan de romperlas en los giros.
También se nota la falta de señalización circunstancial informativa; es decir, señales que indiquen a las personas dónde está el centro de la ciudad y dónde se encuentran los edificios públicos para llevar a cabo gestiones administrativas. Esto no solo es necesario para los peatones, sino también para los vehículos que no tienen información de estos lugares. Muchos de los usuarios son de fuera de la ciudad y en verano aumenta su población. No hay nada más negativo para una ciudad que su falta de información, dejando a las personas dando vueltas o preguntando dónde está tal o cual edificio sin encontrarlo. Es una publicidad muy negativa para el Ayuntamiento.
Para terminar, decir que estas dos partes de 'Andar por la ciudad' han reflejado solo algunos problemas de movilidad peatonal de cualquier ciudad. Hay muchos más, por supuesto. Por último, os dejo algunos consejos que os pueden salvar la vida o vuestra integridad física:
- Camina siempre por la acera y evita hacerlo por carriles bici o por la calzada.
- Respeta los semáforos y cruza cuando tengas el verde para ti.
- Cruza siempre en línea recta por los pasos de peatones señalizados, esperando que antes se detenga el vehículo. Hay muchas preferencias en el cementerio.
- Antes de cruzar una calle, mira bien primero a la izquierda y luego a la derecha, y cruza con seguridad.
- En las esquinas, presta especial atención a los vehículos que giran para que no te atropellen.
Las personas debemos colaborar para que todo mejore. No vale que todo se atribuya a los Ayuntamientos. Hay que denunciar las deficiencias a las instituciones. Si informamos, colaboramos; si no, aumentamos el problema. Un saludo a todos y todas y buen pie.